Un paseo por el tiempo

domingo, 7 de abril de 2019

Alberto Contador

Alberto Contador

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Medalla de Oro de la Real Orden del Mérito Deportivo Alberto Contador
Medalla de Oro de la Real Orden del Mérito Deportivo Ilustrísima
Alberto Contador 2017.jpg
Datos personales
Nombre completoAlberto Contador Velasco
Nombre de nacimientoAlberto Javier Contador Velasco
Apodo(s)El pistolero
El chaval de Pinto
NacimientoMadridEspaña
6 de diciembre de 1982(36 años)
PaísBandera de España
Nacionalidad(es)Española
Altura1,76 m (5 ft 9 in)1
Peso62 kg (136 lb)1
Carrera
DeporteCiclismo
DisciplinaCiclismo en ruta
TipoEscalador y contrarrelojista
EstadoRetirado

lunes, 1 de abril de 2019

Tema 1. La importancia del río





Tema 1. La importancia del río

En muchas ocasiones hemos oído decir que el río es vida y, especialmente en los últimos años, ésta es una máxima que se ha tenido muy en cuenta.
El agua se está convirtiendo en un bien cada vez más escaso cuyo uso debe ser más racional y teniendo en cuenta las directrices del desarrollo sostenible. Se trata de un recurso limitado y la dependencia del hombre hacia el agua es cada vez mayor, ya que cada vez le damos más usos: regadíos, urbanos, energéticos, industriales, de ocio...
No solo debemos preocuparnos de hacer un uso racional del agua, también es necesario preservar su calidad. De este último factor dependen, además de los ecosistemas fluviales, todos los consumidores que se localizan aguas abajo de las cuencas.

En la Carta Europea del Agua, redactada en 1968, se concluía en su primer artículo:
Sin agua no hay vida posible. Es un bien preciso, indispensable a toda actividad humana.
Según la Real Academia, existen dos acepciones para el término hidrografía:
Parte de la geografía física que trata de la descripción de las aguas del globo terrestre.
Conjunto de las aguas de un país o región.
Siguiendo a esa misma institución, un río es una corriente de agua continua y más o menos caudalosa que va a desembocar en otra, en un lago o en el mar. Su salud depende de nuestra responsabilidad y de su salud depende en buena medida la nuestra.
Los ríos son una de los principales elementos conformadores del paisaje (natural y humano). Son un importante condicionante para el desarrollo y la cercanía de ríos caudalosos está muy relacionada con el surgimiento de grandes núcleos urbanos. Como ejemplo, en el caso de Aragón, sólo hay que ver la densidad de población de las comarcas por las que discurre el Ebro y la de las comarcas vecinas como las esteparias de los Monegros y del Campo de Belchite.
Además cumplen una función fundamental en el Ciclo del Agua o hidrológico. Según este ciclo, la cantidad de agua de la tierra no ha cambiado desde hace miles de millones de años. Básicamente, el agua precipitada por la lluvia o la nieve se infiltra en las capas de la tierra o discurre por la superficie del terreno hasta llegar al mar. Continuando con el ciclo, gracias al calor solar, el agua vuelve a la atmósfera por el proceso de evaporación del suelo y de transpiración de las plantas. Una vez en la atmósfera el vapor de agua es transportado hasta las capas superiores y se condensa, dando lugar a nubes, nieblas y finalmente, a las precipitaciones para que vuelva a iniciarse el ciclo del agua.

Tema 2. Un río cualquiera

Ya hemos conocido la definición de río como una corriente de agua continua y más o menos caudalosa que va a desembocar en otra, en un lago o en el mar. Los elementos que determinarán las características de este río son el clima, la permeabilidad del suelo y el relieve. Ahora conoceremos un poco más acerca de los elementos que componen un río.
    Su recorrido desde el nacimiento hasta su desembocadura lo denominamos curso, y por lo general, los ríos más grandes, se dividen en tres partes principales con distintas características:
  • Curso superior: El más cercano al nacimiento, se encuentra generalmente en zonas montañosas y se caracteriza por su pendiente pronunciada, la presencia de saltos y cascadas, el rápido desplazamiento de las aguas y la gran erosión que provocan, formando foces y cañones, según su tamaño.
  • Curso medio: Se sitúa en terrenos de menor pendiente, la velocidad del agua se hace más lenta y transporta los sedimentos que recoge a su paso. En este tramo se recibe el aporte de arroyos y afluentes, según el caudal y la longitud de éstos.
  • Curso inferior: La pendiente por donde transcurre el río es igualmente escasa y su desplazamiento es lento, generando depósitos de sedimentos. Es habitual la presencia de meandros y de galachos (también en el curso medio). El caudal alcanza su límite máximo conforme se acerca en su lento discurrir hasta la desembocadura, que es el lugar donde el río vierte sus aguas al mar, a un lago o a otro río.
En el multimedia podrás encontrar información sobre los accidentes geográficos que podrás encontrar en un río cualquiera.
Otro de los conceptos fundamentales es el de caudal: la cantidad de agua que corre por un río, expresada en metros cúbicos por segundo.
Suele coincidir que los ríos más caudalosos son los más largos; de hecho, el Ebro es el río más caudaloso de España y el segundo en longitud. Este gran caudal se debe al aporte de los afluentes y según la época del año y su climatología. Así pues, en el caso de los ríos aragoneses el nivel mínimo de caudal que alcanzan los ríos, coincide con el estiaje, la temporada veraniega de calor y escasas precipitaciones. En esta temporada puede llegar a secarse un río, corriendo sus aguas únicamente de forma subterránea.
    La variación del caudal durante el año es el régimen fluvial, que según su origen puede ser:
  • Régimen nival: cuando el caudal aumenta en época de deshielo, a finales de la primavera.
  • Régimen pluvial: cuando el caudal aumenta en épocas de lluvia, que en Aragón coinciden con las del clima mediterráneo, sobre todo en otoño y en primavera.
  • Régimen mixto: pluvio-nival (si la aportación de la lluvia es mayor) o nivo-pluvial (si es mayor la de la nieve).
En Aragón no existe el régimen nival puro, pese a que muchos de los afluentes del Ebro nacen en la cordillera pirenaica en alturas superiores a tres mil metros. Lo habitual es encontrar regímenes mixtos en los afluentes pirenaicos y en los ríos que nacen en la cordillera Ibérica es habitual el régimen pluvial mediterráneo, cuyos máximos de caudal se dan en primavera y otoño, épocas de mayores precipitaciones.
Esta clasificación sólo es válida para ríos cortos, ya que a medida que ganan longitud y reciben el aporte de afluentes, los ríos van modificando el régimen que tenían en origen.
Así pues, el régimen de los ríos depende de un conjunto de factores físicos como son, principalmente, el clima, como vemos en la secuencia de crecidas y estiajes dependiendo de las estaciones húmedas y secas. De la misma manera, el relieve, además de condicionar el trazado de los cursos, afecta al régimen fluvial, ya que la orografía influye en el clima a través de la altura. Igualmente, la permeabilidad de los suelos afecta al discurrir de las aguas, así como la existencia de vegetación, que ralentiza el proceso de incorporación del agua de lluvia a los cauces y evita la torrencialidad, frecuente en los regímenes mediterráneos.

Un factor fundamental…    El clima en Aragón

Hablar del clima de Aragón es hablar de la sucesión de un conjunto de climas existentes sobre el territorio aragonés con una diferencia altitudinal de 3.000 metros, desde el clima de las altas cimas -como el del Aneto, típicamente alpino, con peculiaridades de clima de glaciar-, descendiendo por los climas de montaña de las laderas meridionales del Pirineo, pasando por los climas menos húmedos del Somontano oscense hasta llegar a los climas áridos de la depresión del Ebro y, de nuevo, remontarnos hacia climas más húmedos por el Somontano del Bajo Aragón, cruzando el entretejido de valles y sierras que constituyen el sistema Ibérico, para descender por el Maestrazgo turolense hasta las tierras de Javalambre.
En el mapa se presentan los tipos climáticos de Aragón tomando los criterios de clasificación que se obtienen con el índice de Lang, a fin de dar un conocimiento sencillo y general.
Este índice viene expresado por la relación entre la precipitación media anual, expresada en litros por metro cuadrado, y la precipitación media anual, expresada en °C. Como vemos, la zona más amplia corresponde al clima árido, con un valor del índice comprendido entre 20 y 40, afecta a la depresión del Ebro y los valles del Jalón y Jiloca y cauce del Turia, desde Teruel. Hay que destacar dos núcleos de clima húmedo, de estepa y sabana, en la sierra de Alcubierre y en las sierras de Vicort y Aguarón. A este mismo tipo de clima húmedo, con valores del índice de Lang comprendidos entre 40 y 60, pertenece una franja de terreno que se extiende desde Sos del Rey Católico hasta los embalses de Canelles y Escales pasando por Huesca y Graus; otra zona en las proximidades del Moncayo, su somontano, y sierra de la Virgen y otras en la provincia de Teruel, en la margen superior izquierda del Jiloca hasta la sierra de Albarracín y las sierras de Palomera y Cucalón y tierras altas del Guadalope. El clima húmedo de bosque claro se localiza en el Prepirineo, Moncayo y sierras de Albarracín y Gúdar; tiene un valor de índice comprendido entre 60 y 100 y sus precipitaciones vienen a oscilar entre los 600 y los 1.000 litros por metro cuadrado en las zonas más septentrionales, mientras que en las meridionales alcanzan el límite de los 700 u 800 mm. En las zonas superiores de las sierras ya indicadas, sin elevarse a las altas cotas pirenaicas, existe también un clima húmedo, de grandes bosques, en el que la pluviometría oscila entre los 1.000 y 1.500 litros en metro cuadrado, en el Pirineo, y entre los 750 y los 950 mm. en las demás regiones. El clima de pradera, zonas superhúmedas, con valores del índice superiores a 160, y precipitaciones entre los 1.500 y 1.900 litros en metro cuadrado, se encuentra en las zonas altas de la cordillera pirenaica.
Además de los factores físicos existen otros humanos, por la necesidad histórica del aprovechamiento de las aguas para el riego, el consumo o la producción de energía, y la necesidad de regular los ríos para disminuir los riesgos de inundaciones y los efectos de las crecidas.
También hay que hablar de las vertientes hidrográficas, que son los territorios compuestos por el conjunto de ríos con sus afluentes que vierten sus aguas en un mismo mar. En la península Ibérica hallamos tres: la vertiente Atlántica, Cantábrica y Mediterránea.
Hay que tener en cuenta la inclinación de la meseta peninsular hacia el oeste, así que los ríos se adaptarán al territorio y por lo general, los más largos verterán en la vertiente Atlántica, como el Tajo, que se extiende desde los Montes Universales en la provincia de Teruel hasta el estuario del Mar de la Paja; en la Cantábrica son cortos y caudalosos, por la cercanía a la cordillera Cantábrica y sus abundantes precipitaciones; y en la Mediterránea, exceptuando el caso especial del Ebro, también son cortos pero de escaso caudal por el clima más árido de estas regiones.
En estas vertientes desaguan el conjunto de cuencas hidrográficas, es decir, los territorios cuyas aguas afluyen todas a un mismo río 

Tema 3. Las cuencas hidrográficas aragonesas

Se llama cuenca hidrográfica de un río a la superficie terrestre que recorren todos los ríos y afluentes que desaguan a un mismo río principal.
En Aragón, la cuenca principal es la del Ebro por la extensión que ocupa, pero no es la única, ya que varias cuencas de otros ríos se ubican en nuestra comunidad, como la del Tajo, que desemboca en la vertiente atlántica, o la de varios ríos levantinos mediterráneos (Mijares o Turia) integrados en la genérica cuenca del Júcar, aunque no afluyan a este río y desemboquen directamente al mar.
La línea imaginaria trazada en la separación de las cuencas contiguas se denomina divisoria de aguas, que suele coincidir con el trazado de sierras o cordilleras. Así pues, las tres grandes cuencas aragonesas vienen definidas por el relieve: los Pirineos al norte, con una depresión central de clima árido y ventoso por donde discurre el Ebro, y la Cordillera Ibérica, cuyas aguas de la vertiente norte afluyen al Ebro, y en la vertiente sur se dirigen directamente al Mediterráneo o en el caso del Tajo, al océano Atlántico.
Una cuenca no tiene por qué desaguar en el mar. También hay cuencas cuyas aguas van a desembocar en lagos o lagunas interiores. Estas se denominan cuencas endorreicas y en Aragón hay buenos ejemplos.
El endorreísmo es un fenómeno típico de regiones áridas, con una red hidrográfica mal jerarquizada, de afluentes intermitentes que desembocan en unas cubetas o depresiones individualizadas y desconectadas de los cursos de agua principales.
La litología juega un papel decisivo, de manera que sólo los afloramientos de rocas impermeables, arcillas o margas, son aptos para el estancamiento de las aguas al bloquear su infiltración. Pero también es fundamental el clima seco, ya que la escasez de agua sobrante impide la arroyada hacia un cauce principal de agua. Además hay que tener en cuenta la acción del viento y las altas temperaturas de los meses estivales que aceleran la evaporación.
En Aragón, y más concretamente en el centro de la Depresión del Ebro, concurren combinados todos los factores citados, destacando las lagunas de Gallocanta, de Sariñena o las Saladas de Chiprana y de Sástago, entre otras.

Dos reservas naturales…    La laguna de Gallocanta y las Saladas de Chiprana

Debido a la importancia ambiental de algunas de las lagunas citadas, como Gallocanta y las Saladas de Chiprana, se consideró que para su mejor conservación debían estar incluidas dentro de la categoría de protección de las Reservas Naturales.
Puedes consultar el tema monográfico en la GEA donde encontrarás más información sobre los Espacios naturales protegidos aragoneses y, concretamente, sobre las Reservas naturales de la Laguna de Gallocanta y las Saladas de Chiprana.

Te Laguna de Gallocanta y las Saladas de Chiprana.

ma 4. El Ebro y su cuenca

Tradicionalmente se ha considerado el lugar de nacimiento del Ebro en el manantial de Fontibre pero actualmente, tiende a situarse en el nacedero del río Híjar, en Peñalabra. En su curso superior recoge un importante caudal procedente de las abundantes precipitaciones propias del clima oceánico de la cornisa Cantábrica. Desde allí recorre 910 kilómetros por terrenos muy variados recibiendo el caudaloso aporte de los afluentes provenientes del Pirineo y, en menor medida, del Sistema Ibérico.
Todo ello hace que el Ebro sea el río más caudaloso de la Península, pese a lo cual presenta la paradoja de regar una zona muy árida sobre todo en la depresión central aragonesa, hasta llegar a su desembocadura en el Mediterráneo formando un delta en las inmediaciones de Amposta.
Triángulo de la cuenca del EbroForma triangular de la cuenca del Ebro
La cuenca del Ebro es la mayor de España, y está ocupada por 18 provincias de 9 comunidades autónomas, sin embargo casi el 50% pertenece al territorio aragonés. Esta cuenca forma una figura de un triángulo isósceles, limitada por el Pirineo al norte, por la cordillera Ibérica al sur y por la Costero-catalana al Este, haciendo de base a este triángulo. Estos límites extremos dejan en el interior una unidad geomorfológica deprimida en relación a sus sierras que la enmarcan, ésta es la llamada depresión del Ebro.
Los afluentes que componen esta cuenca son:
En el tramo hasta su llegada al límite aragonés por su margen derecha: Oca, Tirón, Najerilla, Iregua, Leza, Cidacos, Alhama y Queiles; y por la izquierda: Híjar, Nela, Jerea, Omecillo, Bayas, Zadorra, Ega y Aragón-Arga.
Ya en Aragón recibe por la margen derecha a los ríos Huecha, Jalón, Huerva, Aguas Vivas, Martín, Guadalope y Matarraña; y por la izquierda los Arbas, el Gállego y el complejo Segre-Cinca con sus importantes afluentes.
El tramo aragonés del Ebro tiene escasa pendiente y tan solo hay que salvar las muelas, cerros testigos de escasa altura y de cumbre plana, típicos de las cuencas sedimentarias. Producto de esta escasa pendiente son característicos los meandros y galachos, típicos en los cursos medios y bajos de los ríos.
El río puede variar su cauce porque busca la vía más rápida y el camino recto, pudiendo quedar meandros abandonados, llamados galachos en Aragón. En el caso del galacho de Juslibol se sabe que varió el curso del río por una gran avenida de agua en 1960.
Las avenidas de agua son relativamente habituales en el Ebro, por el régimen fluvial del río que origina crecidasextraordinarias en las estaciones húmedas, llegando a desbordarse en ocasiones en las zonas más llanas. Por contra, en las estaciones secas, el estiaje tiene gran incidencia rebajando considerablemente el caudal del río.
Para la regulación de los cauces de los ríos, y para asegurar el abastecimiento, el riego, la industria o el aprovechamiento eléctrico, se han realizado obras de ingeniería como embalses y canales. En el Ebro específicamente hay que destacar el embalse del Ebro, entre Cantabria y Burgos, cerca del nacimiento del río, y en territorio aragonés los embalses de Mequinenza y Ribarroja, adentrándose en Cataluña. El de Mequinenza es el embalse de mayor capacidad (1.530 hm³) y que más hectáreas ha inundado (7700 has.), por eso también se le llama el Mar de Aragón, al unirse en el conjunto de los pantanos de Caspe y Ribarroja.
Además hay que destacar la construcción de canales como el de Lodosa, el de Tauste y el Imperial de Aragón, usados básicamente para riego.

La gestión hídrica…    la Confederación Hidrográfica del Ebro

La encargada de la gestión de los recursos hídricos de la cuenca del Ebro es la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE). Fue creada en 1926, influida sustancialmente por Joaquín Costa y el regeneracionismo. Este año nacen en España las Confederaciones Sindicales Hidrográficas (CSH) -como se llamaron inicialmente-, en el caso de la del Ebro su capitalidad la sitúan en Zaragoza, siendo su promotor y primer director técnico Manuel Lorenzo Pardo.
Esta Confederación Hidrográfica del Ebro se encarga de la gestión de los recursos hídricos de la cuenca y ha sido la más importante de las diez que han llegado a crearse en el territorio peninsular. Con la confederación se unificaría en una sola administración un plan de regadíos, producción hidroeléctrica e incluso navegación fluvial, abordando la construcción de las obras y su explotación con un criterio unitario y program

Tema 5. Los afluentes pirenaicos del Ebro en Aragón

Por Aragón discurren los afluentes que aportan mayor caudal al Ebro. Por regla general los que provienen de la margen izquierda pirenaica son los más largos y los que mayor caudal aportan. Esto se debe a la cantidad de precipitaciones, mayor en los Pirineos que en la Cordillera Ibérica y a que almacena nieve durante buena parte del año, aunque ésta es cada vez menor debido al calentamiento global producido por el cambio climático.
De la misma manera, unas de las formaciones naturales más perjudicadas por el calentamiento global son los glaciares, que se hallan en franco retroceso, viendo reducido su espacio a determinados puntos del Pirineo como en Maladeta o Monte Perdido, por eso se declaró la figura de protección de los Monumentos Naturales de los Glaciares Pirenaicos.
En los afluentes del área pirenaica se da un clima de alta montaña, proporcionando un régimen nival cerca del nacimiento de los ríos, pasando a ser nivopluvial conforme desciende su curso. El mayor caudal se produce en primavera, cuando se funden las nieves. Son los mayencos, que han sido aprovechados tradicionalmente para la bajada de la madera surcando los ríos por almadieros o nabateros.
Los estiajes son más acusados en los ríos que nacen en las sierras exteriores como Guara o Santo Domingo, con caudales más irregulares de régimen pluvial.
Estrictamente son afluentes del Ebro en la margen izquierda aragonesa el río Aragón, confluyendo con el Arga en su tramo final, el Arba, el Gállego y el Cinca, unido al Segre en su tramo final, pero por su entidad, su caudal y por la extensión de su cuenca hay que reseñar también al Alcanadre, el Ésera y el Noguera Ribagorzana.

RÍO ARAGÓN

Río que da nombre al viejo reino y a nuestra actual comunidad autónoma. Nace en el ibón de Escalar(2.092 m.), en el Pirineo axial. Enseguida se dirige hacia el Sur recorriendo el valle desde Canfranc hasta Jaca, recibiendo los aportes de varios torrentes con abundantes aprovechamientos hidroeléctricos. A partir de Jaca gira hacia el Oeste, siguiendo esta dirección a lo largo de toda la Canal de Berdún, con un valle mucho más amplio.
Desde Jaca su caudal se ve incrementado por los importantes afluentes de la margen derecha: Lubierre, Estarrún, Aragón Subordán, Veral y Esca. Por la margen izquierda recibe afluentes de menor entidad como el río Gas.
Con estos aportes llega hasta Yesa, primera localidad de Navarra, que da nombre al pantano que regula al río, inaugurado en 1957 y proyectado para regar los cultivos de las Bardenas. En la actualidad se está trabajando en el recrecimiento de la presa para pasar de una capacidad de embalse de los 477 hm³ actuales a 1.079 hm³.
En conjunto, en su tramo aragonés el río tiene un carácter nivopluvial. Desemboca en el río Ebro en Milagro (Navarra), después de haber recibido en el tramo navarro el aporte por la izquierda del Onsella, y por la izquierda, de los ríos Esca, Irati, Cidacos y Arga, ya cerca de la desembocadura.

RÍO ARBA

El Arba es el primero de los afluentes que recibe el Ebro en su margen izquierda cuando llega a Aragón. Aunque en su desembocadura es un único río, es un conglomerado de tres ríos (Arba de Biel, Arba de Luesia y Riguel) que nacen en la Sierra de Santo Domingo, regando las Cinco Villas con un régimen de tipo pluvial mediterráneo, cuya característica principal es su irregularidad y un marcado estiaje.
Coinciden los tres en el escaso caudal que aportan al Ebro, muy mermado por su explotación para el riego. Arba de Biel y Arba de Luesia, tras pasar por las dos poblaciones que les dan nombre, coincidirán en el punto de confluencia en Ejea de los Caballeros. Poco antes el Arba de Luesia alimenta el embalse de San Bartolomé. Aguas abajo de Ejea se unirán al Riguel, que proviene de Uncastillo y Sádaba, y ya juntos los tres Arbas pasan por Tauste hasta desembocar en el río Ebro en Gallur.

RÍO GÁLLEGO

Mayor es el aporte de caudal del río Gállego al Ebro, cuyo nacimiento se localiza en el Pirineo axial con alturas superiores a los dos mil metros, cerca de Sallent. Una serie de barrancos que drenan antiguos circos glaciares dan lugar al río cuyo principal afluente en la cabecera es el Aguas Limpias.
Enseguida se ve regulado por el embalse de Lanuza y, pasada la garganta de Escarrilla, por el embalse de Búbal, cuando ya ha recibido las aguas del Caldarés (valle de Panticosa). El pantano se cierra en el Congosto de Santa Elena, dejando el Valle de Tena, y desde allí el río se abrirá a la Tierra de Biescas donde el caudal ya es abundante y el cauce del río se hace amplio y divagante.
El núcleo industrial de Sabiñánigo no sería posible sin el río. Allí recibe las aguas del Aurín, el Basa y, kilómetros más abajo con dirección general suroeste, del Guarga. Continúa hacia el Oeste al encontrarse con la barrera natural de las Sierras Exteriores y allí se construye el pantano de la Peña, adonde va a parar el Asabón de escaso caudal.
Estas sierras las cruza mediante una foz labrada entre calizas, y pasando al pie de los espectaculares Mallos de Riglos. Ya en la depresión del Ebro, se dirige con dirección sur hacia Zaragoza, donde desemboca en el Ebro. En este tramo se aprovecha mediante los embalses de Ardisa y La Sotonera, alimentada por los ríos Astón y Sotón.

RÍO CINCA

El siguiente río, o más bien barranco, que desemboca en el Ebro es La Valcuerna, muy corto y de escaso caudal, que surca los Monegros desembocando en el embalse de Mequinenza.
El último afluente del Ebro de la margen izquierda es el conformado por la confluencia pocos kilómetros más atrás del Segre y el Cinca. Este río es fundamental para el Ebro, ya que es el que más caudal le aporta al recoger las aguas de una gran extensión de cuenca: 9.740 km².
Tiene su origen en el lago de Pineta, al noreste de Monte Perdido. A lo largo de 191 km. de recorrido desciende de los 2.500 m. de altura de su nacimiento a los 118 de Fraga, aguas abajo de la cual, en el límite de la provincia de Huesca con la de Lérida, se une al Segre. Es en longitud el segundo río de Aragón tras el Jalón (sin contar el Ebro).
Se distinguen tres tramos: en el primero, desde su nacimiento hasta L'Aínsa, el río discurre encajado al principio abriéndose al valle glaciar (en U) de Pineta. En Bielsa cambia su dirección primitiva (noroeste-sureste) y se dirige, definitivamente, hacia el sur. Antes de llegar a Aínsa recibe las aguas del Barrosa y del Cinqueta, que bajan desde los 3.000 m., y del Yaga y el Vellos, que nacen a más de 2.000. La nieve se mantiene prácticamente todo el año y es muy abundante en las cabeceras de estos ríos, que refuerzan así el caudal del Cinca, dando lugar a un régimen típicamente nivopluvial, con una irregularidad interanual mínima y crecidas, muy acusadas a veces, en primavera y otoño, y estiajes en verano e invierno.
Desde Aínsa, donde recibe el importante aporte del Ara, inicia el segundo tramo hasta El Grado. Aquí se han construido los pantanos de Mediano y El Grado, que cubren prácticamente los 30 km. de este sector del río, y entre ambos pueden embalsar casi 900 hm³ de agua.
A partir del El Grado el río cambia radicalmente con una pendiente muy suavizada. Al principio de este tercer tramo desagua el Ésera, el Vero, y más adelante, el Alcanadre: unos y otros dan origen a una serie de acequias y canales (Aragón y Cataluña, Monegros, Zaidín, etc.), que lo convierten en una de las mejores zonas agrícolas de la región, asiento de algunos de los más importantes núcleos de población (Monzón, Barbastro, Fraga, etc.) y de una potente industria.
Se une al Segre conformando el límite de Aragón con Cataluña, y ya unidos los dos ríos desembocan en el Ebro, a la altura de Mequinenza.

RÍO ALCANADRE

El gran caudal del Cinca se debe en buena medida al aporte de sus afluentes. De todos ellos el que más extensión tiene en su cuenca vertiente es el Alcanadre, con 3.421 km², el tronco fluvial más importante de las Sierras Exteriores oscenses. Pese a la extensión de la cuenca, su caudal no es muy importante debido a su régimen pluvial mediterráneo.
Este río nace en la Sierra de Galardón por la conjunción de varios barrancos. Enseguida se enfrenta a su primer gran obstáculo natural, la sierra de Guara, tajando una impresionante foz en la sierra y centralizando una serie de barrancos conocidos por los amantes de los deportes de aventura. En este tramo sus afluentes más importantes son el río Mascún y el Balces.
A la altura de Bierge penetra en el Somontano oscense, descendiendo hacia el Sur y recogiendo las aguas que descienden por el Somontano oscense y que se concentran en los ríos Flumen y Guatizalema, que enriquecen su caudal. Al sur de Sariñena el río cambia de rumbo hacia el sudeste al encontrarse el obstáculo de la sierra de Alcubierre y en Ballobar desemboca en el río Cinca.

RÍO ÉSERA

Más importancia en cuanto a su caudal posee el Ésera. Es un río típicamente pirenaico, alimentado por la fusión del glaciar del Aneto y la alta pluviosidad de su cabecera en el macizo de La Maladeta.
En el valle de Benasque, el río queda regulado por el embalse de Linsoles. Realiza todo su recorrido montañoso y profundamente encajado, tajando las profundas gargantas del Congosto de Ventamillo.
En Graus, con el valle ya abierto, recibe un importante aporte con el río Isábena para que poco después, sus aguas queden embalsadas en la presa de Barasona o de Joaquín Costa, de la que arranca el canal de Aragón y Cataluña. Posteriormente vuelve a encajonarse en el Congosto de Olvena, desembocando más adelante en el Cinca.

La excepción…    El Forau de Aigualluts

En la cabecera del Ésera ocurre un fenómeno curioso, un río que desaparece por arte de magia para volver a la superficie kilómetros más adelante.
Este río está formado por los barrancos que provienen de la Maladeta, igual que el Ésera, y tras un tramo corto de recorrido desaparece en la sima del Forau de Aigualluts.
Esto no es excepcional, ya que le sucede a muchos ríos, pero lo que ya no es tan habitual es que esta corriente de agua subterránea atraviesa la vertiente pirenaica para aparecer en la surgencia de Güells del Joeu, en el vecino Valle de Arán. Allí se une al curso del Garona, desembocando en la costa atlántica francesa y por tanto, cambiando de cuenca hidrográfica.

RÍO NOGUERA RIBAGORZANA

Casi desde su nacimiento en la ladera oriental del pico de Mulleres el Noguera Ribagorzana sirve de frontera natural entre Aragón y Cataluña. Solo deja de conformar la frontera a partir del embalse de Santa Ana, recorriendo distintas poblaciones leridanas hasta su desembocadura en el Segre, en el término de Corbins, cercano a la capital.
Es, por tanto, el más oriental de los ríos pirenaicos aragoneses y uno de los más aprovechados hidroeléctricamente, sobre todo en su tramo medio, donde la pendiente, muy fuerte en su recorrido inicial, se dulcifica. En este tramo se encuentran los embalses más importantes: Escales, Canelles, Sopeira y el citado de Santa Ana.ado de los intereses en toda la cuenc   

Tema 6. Los afluentes ibéricos del Ebro en Aragón

La Cordillera Ibérica limita por el sur a la depresión del Ebro. Así pues, todos los afluentes de la margen derecha del Ebro nacen en este sistema montañoso a escasa altura. Hasta su llegada a Aragón todos estos afluentes son cortos y poco caudalosos, pero con el Jalón se produce una excepción, convirtiéndose en el afluente más largo del Ebro.
Generalmente, las cabeceras de estos ríos de esta margen son agrestes y están caracterizadas sobre todo por la labor erosiva formando desfiladeros y barrancos como las hoces del río Martín, las hoces del Jalón o los barrancos del Matarraña.
En los ríos de la margen derecha se da un clima continental mezclándose con el tipo mediterráneoconforme se avanza en el curso del río, más seco en invierno y con tormentas torrenciales en verano. Así pues estos ríos dependen del régimen pluvial-mediterráneo, con sus crecidas mayores en la estación fría desde octubre hasta mayo. Sin embargo, la principal característica es su irregularidad, al tratarse de zonas en las que llueve muy poco.
Estrictamente los afluentes del Ebro en la margen derecha aragonesa son el río Queiles, que en su tramo final se adentra en Navarra, el Huecha, el Jalón, con su extensa cuenca entre la que destaca el Jiloca, el Huerva, el Aguas Vivas, el Martín, el Guadalope y el Matarraña.

RÍO QUEILES

El primero de los afluentes procedentes de la Cordillera Ibérica cuyo cauce discurre por Aragón es el Queiles, pero ésta no es la única comunidad autónoma por la que pasa, ya que en tan solo 45 kilómetros de longitud nace en Castilla-León, concretamente en Vozmediano (Soria), se interna en Aragón bordeando el Moncayo y en su último tramo se adentra en territorio navarro para desembocar en Tudela.
Este río nace en una surgencia de agua procedente de las aguas filtradas en la ladera occidental del Moncayo. Su caudal es muy escaso hasta que recibe a El Val, río que nace en Ólvega y riega Ágreda, desembocando en Los Fayos tras ser regulado por el embalse del Val. La población aragonesa más importante por la que pasa es Tarazona, aguas abajo ensancha su cauce aprovechándose para regadíos. Después de Novallas entra en Navarra desembocando en el Ebro por Tudela.

RÍO HUECHA

El Huecha tiene una longitud similar a la del Queiles y también nace en el Moncayo, pero de los barrancos que drenan su vertiente noreste y que confluyen en Añón. Atraviesa el Campo de Borja pasando por Ainzón y Magallón, donde toma dirección sur-norte hacia Mallén, para desembocar en Novillas tras 45 km., con un escaso caudal debido a su mala alimentación pluvial mediterránea.

RÍO JALÓN

El río Jalón es el más importante de los afluentes aragoneses de la margen derecha del Ebro, aunque posee un caudal muy irregular por ser de régimen pluvial mediterráneo. Nace en unos manantiales al pie de Sierra Ministra, en el término de Benamira (Soria), en la paramera de Medinaceli. Por tierras sorianas discurre encajado hasta Arcos de Jalón, donde se amplía antes de internarse en territorio aragonés por la depresión de Ariza. En este sector recibe los ríos Nájima y Henar (o Deza).
Nuevamente se encaja en el pliegue calcáreo de Alhama de Aragón, conformando agrestes paisajes con meandros encajados. En este tramo recibe los ríos Monegrillo, Piedra-Mesa y Manubles. En la depresión de Calatayud amplía su valle recibiendo los ríos Jiloca, Perejiles y Ribota, y formando una fértil huerta que ya fue cantada por el poeta bilbilitano Marcial.
Todavía se vuelve a encajonar al atravesar las sierras de Algairén y de la Virgen con meandros bien marcados y encajados. Ya en la depresión del Ebro, recibe las aguas del Aranda y el Grío, dirigiéndose hacia Alagón, donde es atravesado por el acueducto del Canal Imperial de Aragón. Pocos kilómetros más adelante desemboca en el Ebro en término municipal de Torres de Berrellén.

RÍO JILOCA

El principal afluente del Jalón es el Jiloca, con una longitud de 123 km y una extensión de cuenca de casi 2.600 km², por eso cuenta con un apartado propio en esta sección.
Es un río singular desde su nacimiento en la Fuente de Cella, el mayor pozo artesiano de Europa, que recoge las aguas filtradas de la paramera calcárea del noreste de Albarracín.
A partir de allí el caudal es mínimo ya que circula mayoritariamente por aguas subterráneas hasta que vuelve a resurgir en el paraje denominado Los Ojos del Jiloca, en las cercanías de Monreal del Campo, unos humedales donde vuelven a aflorar aquellas aguas subterráneas.
En este tramo recibe ramblas, que sólo funcionan en épocas de tormentas, y el río Pancrudo, cerca de Luco de Jiloca. A partir de aquí el valle se estrecha visitando localidades como Daroca y se llena de huertas, sobre todo cuando se vuelve a abrir definitivamente con el contacto de la depresión del Jalón, cerca de Calatayud. El caudal que llega a la desembocadura es muy escaso debido a su abundante explotación para el riego y a la mala alimentación sin apenas afluentes.

RÍO HUERVA

La Sierra de Cucalón, en Fonfría, es el lugar de nacimiento del Huerva (o la Huerva). Desde allí discurre por el Campo Romanos, apenas inscrito, hasta Cerveruela, donde gira bruscamente para atravesar la Ibérica por un collado excavado entre las sierras de Algairén y del Peco. Después toma dirección sur-norte y su estrecho valle es aprovechado para instalar el pantano de las Torcas. A partir de Villanueva el valle se va ampliando, salvo en las foces calcáreas de los anticlinales de Mezalocha y Muel, también aprovechadas para presas. Tras pasar por Botorrita, María de Huerva, Cadrete y Cuarte desemboca después de 128 km. en Zaragoza, oculto en buena parte de su tramo urbano.

RÍO AGUAS VIVAS

El siguiente afluente que drena sus aguas en el Ebro es el Ginel, poco destacable por su corto recorrido de tan solo 10 km. como por su exiguo e irregular caudal. Nace en la fuente de la Magdalena, en el término de Mediana, pasa por Rodén y desemboca en Fuentes de Ebro.
Igualmente irregular y de escaso caudal es el Aguas Vivas, aunque más largo en su recorrido (103 km.) y con una mayor cuenca vertiente (1.446 km²).
Este río nace en el puerto de Segura, en el término de Allueva, también en la sierra de Cucalón pero en distinta vertiente. Cerca de su nacimiento se encuentra con las aguas termales de Segura de Baños. En su descenso de las sierras ibéricas hacia la depresión del Ebro recibe al río Moyuela (su afluente más importante), para represar sus aguas en el embalse de Moneva. Poco más adelante recibe las aguas del Cámaras y ensancha su valle atravesando las estepas del Campo de Belchite. A su paso por Almonacid de la Cuba existe una presa que hoy se halla colmatada, levantada en época romana, en la primera mitad del siglo I d.C.. Desde allí, y a partir de Belchite, inicia su tramo inferior hasta desembocar en el Ebro, junto a La Zaida, dejando en la margen izquierda la laguna endorreica de Almochuel, hoy convertida en un pequeño embalse.

RÍO MARTÍN

La siguiente cuenca que desagua en el Ebro es la del Martín. Este río tiene su origen al oeste de la sierra de San Just, por la confluencia de los ríos de la Rambla, de las Parras y Vivel en la localidad de Martín del Río. En su primer tramo drena la depresión de Montalbán, para atravesar después las alineaciones calcáreas formando una profunda foz a lo largo de más de veinte kilómetros. Este estrecho valle, en el que se ubican Peñarroyas, Obón y Alcaine, termina en el pantano de Cueva Foradada, cuya presa se halla en las proximidades de Oliete. A partir de aquí el valle se abre antes de encajarse nuevamente en las calizas de la sierra de Arcos, última sierra ibérica que tiene que salvar el río.
El tramo comprendido entre Montalbán y Albalate del Arzobispo está insertado dentro el Parque Cultural del Río Martín. Allí encontraremos una amalgama de manifestaciones culturales realizadas en distintas épocas históricas como abrigos con pinturas rupestres, poblados ibéricos o conjuntos medievales.
El Martín no solo da nombre al Parque Cultural, también lo da a la Comarca del Bajo Martín que reparte su capitalidad entre Híjar y el citado Albalate.
En su último tramo, ya en la Depresión del Ebro, el Martín desciende lento por terrenos parcialmente colmatados por sus depósitos aluviales, para alcanzar el Ebro después de 98 km. en Escatrón, en una zona de amplios meandros.

RÍO GUADALOPE

Tras el Martín, el siguiente afluente del Ebro por la derecha es el Regallo, que nace en las serranías del oeste de Alcañiz. Drena un área muy mal jerarquizada hidrográficamente hasta desembocar en las proximidades de Chiprana.
Aguas abajo nos encontramos con el Guadalope, segunda cuenca más importante tras el Jalón en la margen derecha del Ebro.
El nacimiento del Guadalope procede de varios torrentes nacidos de las entrañas de la vertiente septentrional del macizo de Gúdar, al pie del Puerto de Sollavientos, en el término municipal de Villarroya de los Pinares.
Solo a partir de Aliaga, tras recibir las aguas de los ríos Aliaga, Campos (Val de Jarque) y Cañada, adquiere el Guadalope ya una entidad considerable. En esa población se represa en el pequeño embalse de Aliaga, usado antiguamente por la térmica.
A partir de aquí se suceden paisajes abruptos y espectaculares del Maestrazgo como los Órganos de Montoro. Recibe las aguas del Mal Burgo y vuelve a regularse con el embalse de Santolea, donde recibe al Bordón. En esta zona el río se encaja y encontramos dos monumentos naturales más provocados por la acción de las aguas en un terreno kárstico: son el Puente de Fonseca en Castellote y las Grutas de Cristal de Molinos.
El valle vuelve a abrirse a partir de Mas de las Mataspara recibir las aguas del Bergantes, afluente más importante del Guadalope, procedente del Maestrazgo castellonense. Aguas abajo llegamos al embalse de Calanda usado para riego. Precisamente en este embalse se recogen también las aguas del Guadalopillo, que deja atrás Alcorisa y el pequeño embalse de Gallipuén.
El último afluente que aporta su caudal al Guadalope es el Mezquín, poco antes de llegar a Alcañiz, con el valle plenamente ensanchado. Pasada esta población, situada en la margen izquierda del río, encontramos una laguna endorreica, la Estanca. Hoy esta laguna se ha transformado para el riego, ya que la depresión donde se aloja ha sido acondicionada desde antiguo para embalsar las aguas que le llegan desde el Guadalope a través de la acequia alimentadora, y que se utilizan para los regadíos próximos.
En su tramo final, el Guadalope excava un valle en meandros encajados en la sierra de Vizcuerno. Allí se vuelve a represar el agua mediante el embalse de Caspe o de Civán, para que pocos kilómetros más abajo, tras pasar por la ciudad del Compromiso, el Guadalope confluya con el Ebro en el Embalse de Mequinenza.

RÍO MATARRAÑA

El último de los afluentes de importancia de la vertiente ibérica del Ebro es el Matarraña. Su cabecera parte de la sierra de Montenegreto, cadena montañosa que marca el límite entre Aragón, Cataluña y Valencia en la zona de los Puertos de Beceite.
Es un río poco caudaloso y de régimen plenamente pluvial, lo cual le confiere una fuerte irregularidad, como a los ríos de la vertiente mediterránea.
Desde su nacimiento discurre encajado en parajes espectaculares como el Parrizal de Beceite. Pasada esta localidad recibe las aguas del Pena, río que es embalsado previamente. Pasa por Valderrobres, capital de la comarca que da nombre el río, recibiendo poco más adelante las aguas del Tastavins para entrar plenamente en la depresión del Ebro y adentrarse en la Comarca del Bajo Aragón-Caspe, pasando por localidades como Maella, cuna de Pablo Gargallo; Fabara; Nonaspe, donde recibe al río Algás tras delimitar la frontera entre Aragón y Cataluña en buena parte de su recorrido; y Fayón, localidad inundada por el pantano de Ribarroja y erigida de nueva planta a pocos kilómetros.

Sombra

Tema 7. Otras cuencas aragonesas

En el tema 3 ya hemos hablado de la existencia de otras cuencas hidrográficas en Aragón distintas a la del Ebro.
La divisoria de aguas de estas cuencas viene dada por el Sistema Ibérico en su sector meridional turolense, dominado por la presencia de tres grandes macizos, bien individualizados entre sí y cuya altitud se aproxima o rebasa los 2.000 m. Se trata de las sierras de Albarracín, Javalambre y Gúdar. La primera, que culmina a los 1.921 m. en Caimodorro, es una de las principales divisorias de agua de la Ibérica, divergiendo los ríos Guadalaviar y Cabriel hacia el Mediterráneo, Jilocahacia el Ebro a través del Jalón, y Gallo hacia el Tajo en la vertiente Atlántica.
Separada de Albarracín por la depresión de Teruel, la Sierra de Javalambre se levanta hasta los 2.000 m. proporcionando su red hidrográfica al Mijares y al Turia.
Finalmente hay que hablar de la Sierra de Gúdar, que alcanza su cota máxima en el Peñarroya, a 2.019 m. y se prolonga hacia el este por las montañas del Maestrazgo. Esta sierra es drenada por el Mijares y por el río Seco, que dará lugar al río Alfambra.

RÍO TAJO

El Tajo es el río más largo de la Península Ibérica con 1.007 kilómetros de longitud y una cuenca hidrográfica de más de 80.600 km².
Nace en los Montes Universales, en la Sierra de Albarracín, en el término municipal de Frías de Albarracín.
Apenas discurre diez kilómetros por Aragón, así que puede decirse que es testimonial, convirtiéndose en el único río de la vertiente atlántica que discurre por nuestra comunidad autónoma.
La cuenca hidrográfica del Tajo en territorio aragonés está formada por 238 km², de los cuales la mayoría se deben al primer afluente de una mínima entidad que recibe: el río Gallo, que riega Orihuela del Tremedal.
Una vez abandona Aragón y se interna en la Meseta, el Tajo discurre entre el Sistema Central y los Montes de Toledo, para desembocar en Lisboa, formando un gran estuario denominado el Mar de la Paja.

RÍO CABRIEL

Cercano al nacimiento del Tajo, en la vertiente sur los Montes Universales, encontramos el Cabriel. Este es el principal afluente del Júcar, el río más importante de la vertiente mediterránea levantina (exceptuando al Ebro) y que da nombre a la cuenca hidrográfica en la que están integrados todos los demás ríos, pese a ser independientes.
Desde su nacimiento en el despoblado de Val de Cabriel, tan solo discurre por 15 kilómetros en la provincia de Teruel. En este tramo su caudal es mínimo, de régimen pluvial, solo incrementado por las surgencias de los Ojos del Cabriel, al pasar El Vallecillo. Poco más adelante se interna en la provincia de Cuenca sirviendo posteriormente de frontera natural entre esta provincia y Valencia, hasta su desembocadura en el Júcar.

RÍO TURIA

De todos los ríos mediterráneos aragoneses, el que tiene una mayor cuenca hidrográfica en nuestra comunidad es el Turia.
Este río posee la particularidad de que está originado por la confluencia de los ríos Guadalaviar y Alfambra, en Teruel.
El Guadalaviar nace, igual que el Tajo y el Cabriel, en los Montes Universales, en la Sierra de Albarracín. La mayor parte de su curso transcurre profundamente encajado entre agrestes serranías antes de alcanzar Albarracín. A partir de aquí adquiere su carácter de gran arteria fluvial y va ampliando su valle hasta la confluencia con el río Alfambra, poco después del embalse del Arquillo de San Blas, en Teruel.
Por su parte, el Alfambra drena los pequeños torrentes que proceden de las sierras del Pobo, Gúdar y Sollavientos. Inicialmente está compuesto por los ríos Seco y Blanco, dirigiéndose hacia el norte hasta llegar a Galve, a partir de donde inicia su dirección hacia el Sur, recibiendo a la Rambla de la Hoz y adaptándose a la depresión de Alfambra-Teruel.
Una vez se unen en Teruel el Alfambra y el Guadalaviar, la denominación de los ríos cambia a la de Turia. Esta importante arteria fluvial de la vertiente levantina mantiene una dirección norte-sur con un amplio valle en artesa abierto en la Depresión de Teruel. Fuera ya de Aragón, el río se encaja en profundas gargantas en las sierras que lo separan de las fértiles huertas valencianas. En el escaso tramo aragonés, apenas recibe afluentes importantes (solo el Camarena y Ebrón), por lo que mantiene el régimen pluvial mediterráneo de sus dos ríos originarios, muy poco caudaloso, sujeto a una gran torrencialidad con grandes crecidas estacionales y fortísimos estiajes.

RÍO MIJARES

El último río importante de la vertiente mediterránea es el Mijares cuya cabecera se centra en las depresiones de Cedrillas y Mora. Se conforma por la unión de una densa red de barrancos procedente de las sierras de Camarena, Javalambre, Gúdar y Mosqueruela, de forma que al salir del territorio aragonés es ya un verdadero río, que inicia su encajamiento lineal en las sierras orientales.
En Aragón sus aguas están reguladas por el embalse de los Toranes, destinado a la producción de energía eléctrica. Los siguientes embalses, ya en Castellón, se dedican al riego de la fértil huerta castellonense.
Tiene las mismas características que los demás ríos nombrados de la vertiente con un régimen pluvial mediterráneo con máximos en primavera y otoño, gracias al fenómeno de la gota fría.

Tema 8. El ecosistema fluvial

La presencia de ríos trae ligado un tipo de ecosistema que puede denominarse como ecosistema fluvial que integra tanto el propio cauce del río como su entornomás inmediato.
En el agua encontraremos desde algas, multitud de invertebrados hasta peces, anfibios y mamíferos... mientras que en las orillas se desarrollan los sotos o bosques de ribera.
Por supuesto, dependiendo de los tramos en que nos encontremos de un río, su altura sobre el nivel del mar, su clima, etc. podremos encontrar distintas variantes del soto pero como aquí solo se pretende aproximar al tema, generalizaremos citando apenas unas cuantas especies de flora y fauna que puedan resultar más comunes.
En las cabeceras de los ríos las plantas más habituales son mimbreras y sauces, plantas leñosas que precisan suelos muy húmedos y son capaces de enfrentarse a la fuerza de la corriente.
Aguas abajo ya encontramos árboles de mayor porte como álamos tembloneschoposfresnosalisos o abedules, además de diversas especies arbustivas como espinos albares, llamados genéricamente artos en el Alto Aragón, rosas silvestres o zarzas.
En los cursos bajos de los ríos o en los bosques de ribera de clima más mediterráneo hay una mayor sedimentación, salvo momentos de crecidas torrenciales, y unas vegas más fértiles.
La vegetación más cercana al cauce está adaptada a las crecidas y en general encontramos arbustos flexibles, como tamarices, sargas o sauces mimbreños. Si las aguas están remansadas también encontraremos carrizos y cañas, de gran utilidad esta planta en la economía rural hasta hace poco tiempo, ya que fue un elemento importante en la construcción tradicional.
En cuanto a la vegetación un poco más apartada del río es similar a la que hemos citado para los tramos medios.
La fauna asociada a los ríos es abundante y diversa, aunque en muchos casos en franca regresión debido en especial a la acción del hombre con sus ciudades, sus industrias y sus vertidos, sus sistemas de riego y sus obras de regulación de caudal.
También hay que tener en cuenta la introducción de especies exóticas en el río, que acaban con las autóctonas. Ése es el caso del mejillón cebra, que está acabando con la especie autóctona perla de río (margaritífera auricularia), actualmente en peligro de extinción; el del voraz siluro, introducido en el pantano de Mequinenza para la pesca deportiva y que está acabando con especies endógenas en el Ebro; o el del cangrejo de río ibérico autóctono, amenazado por el introducido americano.
Todavía abundan en los ríos aragoneses especies de peces como la trucha en los cursos superiores. Descendiendo en altura será habitual encontrar barbos y madrillas y en los cursos inferiores, con pendiente mínima, hallaremos a la bermejuela, el lucio o el pez lobo, en peligro de extinción.
Son habituales especies introducidas para la pesca deportiva como carpas, percas, carpines, siluros, peces gato o gambusias. Mientras tanto la construcción de presas y la polución resultan nocivas para otras especies. La anguila, que remontaba desde el mar, para crecer en el Ebro, es cada vez más rara en Aragón. El esturión, antes pescado en la provincia de Zaragoza ya no se conoce ni en el delta del Ebro, si no es excepcionalmente.
Entre los anfibios hay abundancia de sapos, ranas y salamandras, entre las que destaca la especie endémica del tritón pirenaico. También abundan culebras de agua y, aunque menos comunes, aún podemos ver galápagos.
Entre los mamíferos ligados a las riberas, destacamos al desmán del Pirineo o topo de río, el hurón y la nutria.
Las especies más abundantes asociadas a los ríos son las aves como el pájaro moscón con su elaborado nido colgante, la oropéndolaruiseñorespollas de aguafochas, el martín pescadorandarríos o lavanderasChorlitejos.
Entre las rapaces hay que citar al autillo, el aguilucho lagunero o al águila pescadora.
Y para finalizar, las distintas especies de anátidaspatos y gansos, las garzascigüeñas y grullas, habituales moradoras de la Laguna de Gallocanta.




jota

castillo de loarre