jueves, 30 de agosto de 2018

LA MUSICA TRADICIONAL ARAGONESA


 LA MUSICA TRADICIONAL ARAGONESA



La riqueza y diversidad del folclore

La música acompaña a una gran parte de las manifestaciones populares de la vida cotidiana y festiva.
En Aragón existe una gran variedad y cantidad de cantos y bailes que resulta inabarcable desde este tema, que pretende ser general. Unas muestras musicales que hasta relativamente pocas fechas han quedado eclipsadas fuera de nuestras fronteras por la forma más reconocida de nuestro folclore: la jota. Es el momento de darlos a conocer y ponerlos en valor.

. El folclore y el patrimonio cultural

martes, 28 de agosto de 2018

el tranvía en Zaragoza



El tranvía Zaragoza


La primera noticia, sobre el establecimiento de un tranvía en Zaragoza, se remonta al año 1871, en que  José Gómez de Ruverte presenta un proyecto para su implantación. En tanto que unos “ripperts” funcionaron a partir del 1 de octubre de ese mismo año uniendo las estaciones de Arrabal con la de Campo Sepulcro.

domingo, 26 de agosto de 2018

La Exposición Internacional de Zaragoza

La Exposición Internacional de Zaragoza 

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La Exposición Internacional de Zaragoza fue una exposición internacional reconocida que se celebró en Zaragoza desde el 14 de junio al 14 de septiembre de 2008 y cuyo eje temático fue «Agua y desarrollo

sábado, 25 de agosto de 2018

Palacio Real de la Granja de San Ildefonso

Palacio Real de la Granja de San Ildefonso

Resultado de imagen de segovia Palacio Real de la Granja de San Ildefonso


“Sea un buen español, es su primer deber. Pero no olvide que es francés de nacimiento”, dijo el Rey Sol, Luis XIV de Francia, al despedirse de su nieto, el duque de Anjou, cuando éste se encaminó hacia España para ocupar el trono como Felipe V. Estas mismas palabras se respiran también en los maravillosos Jardines del Palacio Real de la Granja que, pese a sus muchas características hispanas, palpitan dentro de un corazón francés, embebidos por la nostalgia de la fastuosa  corte gala donde el monarca había pasado sus primeros diecisiete años de vida.

miércoles, 22 de agosto de 2018

Historia de Japón

Historia de Japón

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Historia de Japón

domingo, 19 de agosto de 2018

10 pueblos más bonitos de Galicia.


 10 pueblos más bonitos de Galicia.





Galicia es una de las comunidades Españolas más bonitas y las visitas imprescindibles para realizar es conocer sus pueblos gallegos tradicionales y pintorescos. Nosotros en este post os vamos a recomendar cuales son los 10 pueblos más bonitos de Galicia.

sábado, 18 de agosto de 2018

Las cuencas hidrográficas aragonesas

  1. Las cuencas hidrográficas aragonesas

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  1. El Ebro es el río más caudaloso de España, segundo de la península ibérica después del Duero. Es

viernes, 17 de agosto de 2018

SANTIAGO DE COMPOSTELA EN TIEMPOS DE LA CASA DE LA TROYA

SANTIAGO DE COMPOSTELA EN TIEMPOS DE LA CASA DE LA TROYA

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Las ciudades han sido siempre, a lo largo de la historia, fuente de inspiración literaria. Desde los Poemas Sumerios y la Biblia hasta las obras de vanguardia, como Poeta en Nueva York, de Federico García Lorca, los escritores y los analistas del pasado, han estado atraídos por la arquitectura, los paisajes y los habitantes de las grandes y pequeñas aglomeraciones urbanas. En la Edad Moderna, desde la novela picaresca hasta los clásicos novelistas de los siglos XIX y XX, las ciudades no han dejado de ser el marco esencial de las narraciones, de forma que nuestra visión de la vida y del medio urbano está condicionada por las descripciones de las ciudades en las que se desarrollan sus relatos. La incidencia de lo urbano es tan esencial que se podría afirmar que las ciudades son casi tan importantes como los personajes que protagonizan la historia contada. Dickens, Balzac, Flaubert, Zola, Dostoviesky, Tolstoï, Pérez Galdós o Clarín lo mismo que Tomás Mann, John Dos Passos o James Joyce nos han dejado visiones urbanas que configuran nuestra idea de las grandes y tentaculares megalopolis, las viejas y vetustas ciudades históricas o las negras y aborrecibles capitales provincianas.
El escritor y periodista Alejandro Pérez Lugín (Madrid 1870- La Coruña 1926) es conocido sobre todo por la novela La Casa de la Troya, que obtuvo desde su aparición, en 1915, un gran éxito editorial, de forma que su argumento fue llevado no sólo al teatro y al cine, en tres ocasiones, sino que su texto ha batido el record de ser el libro de su género con mayor número de reediciones. Pérez Lugín,- que en sus posteriores novelas, Currito de la Cruz (1921) y La Virgen del Rocío ya entró en Triana (póstuma, 1929), se recreaba en la descripción del pintoresco ambiente de Sevilla y la campiña andaluza, al igual que su coetáneo el novelista Armando Palacio Valdés,- seguía las normas del realismo referencial y en boga entre los lectores de la burguesía de la época. Las descripciones puntuales de Santiago de Compostela de la Casa de la Troya, de sus calles y plazas, de sus paseos y edificios religiosos y civiles, de sus establecimientos y locales comerciales lo mismo que del Pazo familiar de la protagonista y el paisaje rural que la rodea son cabales y de carácter puntual. La exactitud topográfica y arquitectónica de Pérez Lugín al mencionar no sólo los monumentos sino también cualquier inmueble o puntos concretos de la ciudad es proverbial. Los que hemos vivido en Santiago durante los años de la posguerra, antes de los cambios urbanos sufridos después de los años 50 del último siglo, podemos afirmar que la ciudad que figura en La Casa de la Troya apenas se diferenciaba de la que conocimos entonces.

En primer lugar, antes de analizar los pasajes esenciales de La Casa de la Troya en los que se refieren a la ciudad, quiero recordar que en mis años de estudiante, unos sesenta años después de la época en la cual se sitúa la narración, todavía existía la Librería de Gali, cuyo establecimiento citado en la novela exponía en el escaparate, colgado de uno de los pilares de los soportales de la Rua del Villar, la edición santiaguesa por el librero de una obra literaria entonces considerada esencial para todo aquel que quería conocer la vida compostelana. La popular obra de Pérez Lugín recibió severas críticas posteriores como la de Gonzalo Torrente Ballester, que en su libro Santiago de Rosalía de Castro. Apuntes sobre la vida en Compostela en tiempos de Rosalía de Castro [1], que opinaba que “Compostela careció de la fortuna de contar entre los profesores de su Universidad con un Leopoldo Alas; contó en cambio con un Pérez Lugín, que vio de Compostela lo más superficial y efímero, si bien gracias a su novela se sabía en España que en Compostela había una universidad”. Es verdad que el testimonio de Torrente Ballester se ajusta muy ciertamente a una sociedad anclada en los “años bobos” de la Restauración. Personalmente quisiera comentar que las páginas dedicadas al gran Baile celebrado en el Casino de los Caballeros en la Rua del Villar podrían perfectamente servir para la reseña de aquellos saraos a los que asistí en el mismo lugar en los años cuarenta del siglo pasado. Aparte del igual comportamiento social, con sus rituales y convencionales formas de cortesía burguesa, es de señalar que todavía se conservaba intacto el decimonónico salón de baile. Situado en la planta noble del edificio, consistía en “una cámara larga, adornadas las paredes con espejos de marcos dorados y rodeada de mullidos divanes de damasco amarillo. También se repetía, una vez acabada la fiesta, que los trasnochadores estudiantes al retirarse a sus respectivos domicilios, al igual que sucedía en mi época, a las siete de la mañana, para ahorrarse el paso a través de la Plaza de la Quintana y abreviar el camino, atravesaban la catedral a la hora de las primeras misas, desde la Puerta de Platerías a la de la Azabachería.
Quizás la tesis más evidente de la novela es que el protagonista, un joven madrileño al cual su padre, para alejarle de la disipada vida cortesana, le obliga a estudiar en Compostela, encuentra horrorosa la ciudad universitaria gallega y que, poco a poco, tras enamorarse de una bella santiaguesa y alcanzar la felicidad sentimental, descubre la hermosura de su conjunto monumental a la par que el sencillo encanto de la vida en un provinciano centro histórico. La “lóbrega ciudad de piedra”, de angostas calles y edificios ennegrecidos por la lluvia incesante, en un primer momento le parece triste y aburrida. La comparación con Madrid, “su amada ciudad”, le ocupa la mente al principio de su estancia hasta que, gracias a sus compañeros de pensión, comienza a integrarse en la alegre vida de la estudiantina para acabar siendo un miembro más de la buena y estable sociedad compostelana.
Pérez Lugín, que a lo largo de toda la novela, mezcla los diálogos de los personajes y las situaciones graciosas con las pormenorizadas y concretas descripciones de lugares, edificios y monumentos, logra trazar un completo cuadro topográfico y tipológico del medio físico y material de la ciudad. Los párrafos que dedica al conjunto de Santiago que se contempla desde el que califica “delicioso paseo” de la Herradura, merece ser trascrito en gran parte. En escritor de la primera mitad del siglo XX, señala que este paseo es un “mirador de una serie de bellos panoramas que van desarrollándose conforme por él se avanza, a manera de variada cinta cinematográfica”. Después de rodear la “vigorosa robleda de Santa Susana” señala cómo “luego surge en el fondo del cuadro la ciudad, que extiende, como una araña, sus largas patas por los arrabales. Por encima de todo, con el Ayuntamiento a sus pies se alzan dominadoras, simbólicas, como un señor con sus vasallos, las airosas torres de la Catedral. Al lado el seminario, con sus cientos de ventanas, ocupando cómodamente media ciudad y junto a él, el convento de franciscanos, escondiendo silenciosa y humildemente en una hondonada la feracidad de su enorme huerta… Más lejos, allá abajo, junto al arroyo, pomposamente denominado río, el enorme cuartel, albergue de cuatro números y un cabo”.Por nuestra parte, antes de nada, queremos señalar que cuando se menciona el Ayuntamiento se refiere al Palacio de Rajoy, el Seminario al monasterio de San Martín Pinario y el enorme cuartel a un neoclásico edificio del Cuartel de Santa Isabel que fue demolido en el año 1973. Pérez Lugín acaba su descripción con la visión del conjunto de “las casas de la ciudad, enjalbegadas algunas de un blanco sucio, mostrando las más la oscuridad de sus sillares. Y asomando por todas partes sus campanarios o sus veletas, las torres de cien iglesias con el repiqueteo de sus campanas”. La visión de la totalidad se completa con la sensación del foráneo paseante que contempla la capital “envuelta en su manto de tristeza, con sus piedras negruzcas, sus tejados de verdín y humeantes de humedad” en las calles “angostas y sombrías” cuyas casas “parecían que iban a lanzarse unas contra otras para aplastar al malaventurado transeúnte”.
En los años de finales del siglo XIX en que se sitúa la historia de La Casa de la Troya, todavía alumbrada con gas y sin alcantarillado y sin conducciones de agua corriente en los domicilios de forma que “poco antes del anochecer, hora en que la doméstica acostumbraba a ir a la fuente del Toral”, trasladando sella de agua en la cabeza, el ritmo de la vida cotidiana estaba sujeto a los horarios y a las costumbres tradicionales. El tiempo estaba como parado y los habitantes, según a la clase social a la que pertenecían, estaban sujetos a inveterados hábitos y rutinas. El callejeo se limitaba a “dar vueltas a la Rua" y los jóvenes burgueses a pasear la calle de las casas de las chicas a las que pretendían. La “quietud y la paz de la ciudad de piedra” era la mejor medicina para curar las inquietudes y los desasosiegos del joven capitalino inmerso en el estático ambiente de una población anclada en el tiempo y cuyas horas marcaba “el reloj de la catedral” que dejaba caer “lentas, sonoras y graves sus campanadas sobre el tedio de la ciudad”.
Interesante es enumerar los lugares más frecuentados por los estudiantes en Santiago. Primero la Universidad, la cual al foráneo protagonista le pareció un “feo y antipático caserón negro, no obstante la severa y grata sencillez de su traza al gusto neoclásico que posteriores antiestéticas reformas han estropeado.” Todavía peor impresión le causó el claustro “a pesar de la gracia y la elegancia”, con sus intercolumnios abiertos a todas las inclemencias del tiempo y con su pétreo embaldosado “completamente cubierto de verdín”. Similar primer rechazo sintió el madrileño cuando “metiose en un café, igual a todos los cafés provincianos, con sus divanes desvencijados forrados de terciopelo rojo desvaído, sus espejos sucios cubiertos de grasa rosa y las paredes adornadas con pinturas, de mejor intención que hechos, reproduciendo cuadros conocidos de la bohemia estudiantil”. La comparación que el joven protagonista hace con el café de Fornos, en la madrileña calle de Alcalá, esquina a Sevilla, era lógica en alguien que siente la nostalgia de las brillantes noches de la Villa y Corte. Mejor conceptuado es el Teatro Principal, “el único en Santiago de Compostela”. Pérez Lugín lo califica de sala simpática, señalando que su “traza era idéntica a la de casi todos los teatros provincianos, la ornamentación la misma”. Felizmente su edificio, hoy restaurado, conserva el aura de antaño, de escenario de los fastos y las celebraciones sociales de una ciudad en la cual conviven lo levítico y lo universitario.
Sobre los establecimientos comerciales, el autor escribe sustanciosas páginas, mostrando sus anticuados montajes, los cuales perduraron, en gran medida, hasta la segunda mitad del siglo XX. A propósito de una dulcería, apunta que “era un establecimiento sórdido instalado como casi todos los comercios santiagueses, en el portal de la casa, dividido por el mostrador que iba desde la puerta de la calle a la de la escalera. Una anaquelería pintada de blanco, in illo tempore y ahora profusamente moteada de puntitos negros, que cien generaciones de moscas habían ido depositando allí para recuerdo de su paso por la dulcería…. Una lámpara de petróleo pendiente del techo, envuelta en una gasa rosa que tamizaba la luz un poco escasa teniendo aquello en una discreta semioscuridad, constituían amén de un par de sillas, el menaje interior del local”. Menos prolijo, pero sí con un gran acierto de colorista, es su alusión a las tiendas de la calle de la Calderería, a determinadas horas del día concurridísima de aldeanas que, regateando, hacían sus compras en especial de paños y demás tejidos. La descripción de las partes delanteras de los establecimientos que hace Pérez Lugín parece un comentario puntual y anticipado de las escenas pintadas en los años 30 del siglo pasado por los vanguardistas, “os novos” Maside o Colmeiro: “Las puertas de los comercios, orladas de chillonas telas y pañuelos de colorines, ante las que siempre había un grupo de paisanas manoseando los géneros… ponían una nota alegre, una pincelada de color… con la ironía gaya de aquellos alborotadores pañuelos amarillos y verdes”.
La descripción de los interiores de las casas santiaguesas merecería un largo comentario. Otro tanto habría que hacer con la del Pazo de Castro en la mariña coruñesa. Ambos apartados son como un inventario de las casas de la burguesía y de la nobleza gallega decimonónicas. La mansión que habita en Santiago el ex Juez de Órdenes, Don Ventura Lozano y Portillo con sus dos hijas, es una casa unifamiliar de dos pisos “con galería en el segundo, fachada enjalbegada y ennegrecida por la humedad y estrecho portal en cuya puerta interior lucía un brillante y pequeño llamador”. Su arquitectura y disposición espacial eran las típicas de las casas de la burguesía gallega decimonónica, de igual manera que el artilugio para abrir la puerta de entrada desde el primer piso después de comprobar por medio de una trampilla abierta en lo alto quien era el visitante, sin que éste viera a la persona que le recibía. La descripción del salón de recibir en el primer piso,-con las contraventanas de madera cerradas, sus pesados cortinones, una robusta sillería forrada de rojo, relamidos retratos al óleo y unos cromos grandes con escenas históricas entre las cuales figuraba una con “los no menos célebres Amantes de Muñoz Degrain”, un velador central, “cubierto con un tapete bordado en seda de colores y sobre él un canastillo de flores artificiales y un abultado album de retratos”,- es la del característico interior de la época, de igual manera que lo es el comedor, en el segundo piso, “habitación sencilla y sobria de muebles”, que comunicaba con la clásica galería gallega de cristales que, ocupando todo lo ancho de la fachada de la casa, servía de “gabinete de trabajo y entretenido observatorio”. Con mucho mejor gusto, amplitud y calidad era la mansión de la aristocrática señorita de la que se enamora el protagonista, tanto por los muebles “de estilo español proclamando el señorío y abolengo de la casa” como por los cuadros al óleo, antiguos y modernos, la vitrina con condecoraciones, tabaqueras, marfiles y estatuillas de Sajonia, abanicos antiguos y demás objetos suntuarios. La prosapia de una familia noble se hace así evidente.
Capítulo aparte merece la pormenorizada relación que Pérez Lugín hace del Pazo de Castro, que situado en la “Meiga Mariña” coruñesa, sirve de residencia veraniega a la heroína de La Casa de la Troya. El escritor se recrea en trazar, de manera resumida, la imagen tipológica de la característica mansión señorial gallega, enclavada en el medio rural y campesino. Estos pazos, “a un tiempo palacio y fortaleza en los lejanos siglos feudales”, que conservan en sus estructuras las huellas de la historia, conocieron una renovación y mejora a fines del siglo XIX e incluso, como fue el caso de las Torres de Meiras, propiedad de Doña Emilia Pardo Bazán, condesa de Pardo Bazán, añadidos e invenciones que acentuaron el carácter legendario y medieval de rancia nobleza. En el caso de Pérez Lugín, brillante cronista de la selecta sociedad española, el retrato del Pazo de Castro responde a un resumen de las mansiones señoriales más típicas de su género. El protagonista, tras empujar la pesada puerta de los altos muros que cercaban el Pazo, se encontraba “en el espacioso atrio… A la izquierda, unida al Pazo por una arcada con dos ventanas, alzábase una capillita ostentando sobre su puerta y bajo la espadaña un noble escudo de armas; a la derecha, una tapia, por delante de la cual una parra ofrecía el agrado de su sombra, y ocupando todo el fondo, el señorío de un severo caserón pétreo de dos pisos, bajo y alto. Un ancho balcón de piedra sobre unas típicas arcadas corría casi a lo largo del piso alto hasta la puerta de entrada, a la que subía desde el atrio una escalinata de granito. Sobre la puerta campeaba el escudo de armas de los Castro, coronado por un casco de orgulloso airón. Las almenas del tejado y de la pesadísima, ancha, pétrea chimenea, daban cierta reminiscencia militar al Pazo”. En lo que se refiere al salón interior de la mansión, Pérez Lugín se recrea en señalar sus “muebles recios y sencillos”, los butacones y las anchas sillas de caoba con asientos de rejilla, la mesita “de libros e ilustraciones nacionales y extranjeras, los cromos y las litografías”, entre las cuales una vista de Venecia y sobre las consolas los retratos de los “Señores”, es decir los reyes carlistas, de los cuales era fiel seguidor el dueño del Pazo, el padre de Carmiña, la bella y discreta heroína de La Casa de la Troya.
La Casa de la Troya es una novela de amores, en la cual los personajes se mueven y actúan en el escenario de una ciudad real y concreta. Se pueden seguir en un plano las idas y venidas de los protagonistas a través del tejido urbano y constatar la localización perfecta de cada lugar o monumento descrito. La precisión topográfica es una de las virtudes de un relato cuyo medio geográfico, pese al paso del tiempo, apenas ha variado. El centro histórico de Santiago se conserva en su casi total integridad. De ahí que el lector atento y conocedor de la ciudad se deleite reconociendo o recordando los lugares y rincones pintorescos de una población que, por su pétrea belleza, parece anclada en el tiempo. Pérez Lugín, que literariamente a veces acude a citas artísticas o literarias propias de un escritor de su tiempo, como las relativas a la música de Wagner, tan apreciado por los melómanos finiseculares, recurre, una vez, al adjetivo “zuloaguesco” al descubrir una escena en la cual la joven heroína, tras hacer una obra de caridad, sale de una casa del barrio pobre, cercano al cementerio y la Virgen de Bonaval, dice que “estaba tan linda con aquella mantilla… y la sencillez del traje oscuro, que en aquel desolado fondo zuloaguesco realzaba su gentileza y hermosura”. De igual modo emplea el adjetivo “vallinclanesco” al aludir al un mendigo “lleno de lamparones la cara y medio comida la nariz por la lepra, salmodiando mecánicamente una petición”, que suplicaba una limosna. A Don Ramón del Valle- Inclán vuelve a mencionarlo esta vez con su nombre y apellido al referirse al periódico El Pensamiento Galáico, acabado de fundar por “Juanito Vázquez de Mella, el escritor tradicionalista frente al entonces “recién nacido País Gallego, de Ramón del Valle -Inclán y González Besada”. Como indica Valentín Paz-Andrade, en su libro La Anunciación de Valle-Inclán [2], los hermanos Augusto y Moisés González Besada fueron amigos del joven escritor en los años en que, entre 1886-1880, se matriculó en la Facultad de Derecho de la Universidad de Santiago. Pérez Lugín tenía cuatro años menos de edad que Valle-Inclán. Fue alumno de la misma Facultad a partir precisamente del año 1886. Sin duda tuvo que conocer a Valle-Inclán ya que ambos eran entonces amigos y condiscípulos de Camilo Bargiela, el Barcala de la Casa de la Troya, luego escritor y diplomático. Augusto González Besada, político y protector de Valle, lo mismo que su hermano Moisés que a la sazón dirigía la revista estudiantil Café con gotas, en la cual aparecieron los primeros textos del genial autor gallego, eran pontevedreses y pertenecían a los círculos en los que se desarrollaba la vida intelectual de la ciudad del Lérez.
Pérez Lugín que a La Coruña la califica de “ciudad de la sonrisa” o “risueña ciudad”, “el pueblo más bello del mundo… después naturalmente de Madrid” y al industrioso Vigo de “la perla de los mares”, cuando escribe sobre el paisaje gallego recalca que es “todo dulzura.. y paz . Y amor”. En La Casa de la Troya, al describir Compostela nos trasmite la visión de que es una “ciudad lóbrega” en su apariencia externa y en un primer momento, pero cálida y alegre en el fondo gracias a la amable e inocente vida de la estudiantina compostelana. Su concepto optimista de la existencia humana hace que todo sea concordia social y que la alegría y la felicidad reinen en una urbe tranquila y serena en la que las horas transcurren sin grandes ni dramáticas alteraciones.
Visión diametralmente distinta de Compostela es la que tenía Valle-Inclán. La “rosa mística de piedra”, la “ciudad petrificada” en la que “huye la idea del tiempo, no parece antigua sino eterna. Tiene la soledad, la tristeza y la fuerza de una montaña”. Valle-Inclán, en su libro La lámpara maravillosa. Ejercicios espirituales [3], afirma que “de todas las ciudades españolas, la que parece inmovilizada en un sueño de granito, es Santiago de Compostela”. Al afirmar que “sus piedras no exhalan esa impresión de polvo, de vejez y de muerte que exhalan las ruinas de Toledo”, opone Compostela a las ciudades castellanas “deleznables y sórdidas como esos pináculos de calaveras que se desmoronan en los osarios”. Valle-Inclán, conocedor desde fecha muy temprana de la mejor literatura europea finisecular, de los parnasianos, simbolistas y modernistas franceses e italianos a través de la biblioteca de los hermanos pontevedreses Murais, Andrés y Jesús, indudablemente sentía la verdad inexpresable y la poesía de la verdad tenebrosa de las ciudades muertas. El hermético quietismo estético de Valle-Inclán sintoniza con la hiperestésica sensibilidad de Rodenbach, el autor de la novela Brujas, la muerta ( 1891) y La ciudad muerta, de Gabriel de Annunzio (1898) y con toda la estela de escritores que enamorados de la melancolía que emana de las vetustas poblaciones, evocan la dolorida alma de un pasado que podría haber sido feliz. Manuel Machadao,que a principios del siglo XX fue bibliotecario de la Universidad compostelana, cantó las “callejas sonoras, por donde el agua eternamente corre”. El poeta que acaba sus versos dedicados a Santiago con “¡Oh saudades! ¡Oh muerte! ¡Oh Compostela!” sin duda conoció en la ciudad el tedio y el alejamiento de Madrid y Sevilla, ciudades soleadas y vinculadas a su infancia y juventud. Pérez Lugín, gallego y cortesano, que también amaba y supo novelar Andalucía, en su famosa novela La Casa de la Troya logró expresar, dentro de la modalidad del realismo costumbrista una visión ajustada y regocijada de la vida en una ciudad histórica, de la cual un personaje, hablando del callejeo en la ciudad, asevera que “aquí en Santiago, cada piedra te es un capítulo de Historia, cuando no un tomo entero”. Frente a la transfiguración del paisaje urbano de los escritores simbolistas, Pérez Lugín, de temperamento optimista, se vale de la precisión topográfica de la ciudad compostelana, a la que demuestra conocer a fondo de manera concreta y de forma pormenorizada.


El Museo Casa de la Troya esta situado en pleno casco histórico de Santiago de Compostela, próximo a la iglesia de San Martiño Pinario y la Catedral. El interior del museo recrea el ambiente y decoración de la pensión de estudiantes y de la vida universitaria de Santiago la finales del siglo XIX, tal y como se narra en la novela de Alejandro Pérez Lugín "Laa Casa de la Troya". Se sabe que desde 1886 hasta 1906 la Casa de la Troya funcionaba como hospedería de estudiantes, y tras su rehabilitación en los años noventa, en el edificio se distribuyeron las estancias y cuartos de la pensión tal y como aparecen en la novela. 
Tras la recepción en la planta baja, en la primera plantase recrea el antiguo salón y zona de estudio, (además de ser en otras épocas el lugar de ensayo de la tuna compostelana), y la sala de respeto, el lugar de recibir a las familias de los estudiantes. En la segunda plantaestán los dormitorios, y en el ático se encuentra la cocina, en la zona alta de la casa para aprovechar la luz natural y la evacuación del humo. 
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En el sótano y antiguas cortes de los caballos (de las que se conservan las propias escaleras de bajada), encontramos actualmente objetos y recuerdos de las Tunas de la Universidad de Santiago de Compostela en distintos años que desde 1993 constituyen el Museo de la Tuna, de la que se muestran instrumentos musicales, becas, capas, trofeos, fotografías, etc. 


El museo dispone de una biblioteca histórica, compuesta por ejemplares de las distintas ediciones de la novela de Pérez Lugín, así como por publicaciones de autores relacionados con la obra como Valle-Inclán, Camilo Bargiela, Manuel Casás, Enrique Labarta... y otras de temática compostelana.
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www.lacasadelatroya.org
Rúa da Troia, 5
15704 Santiago de Compostela
Tlf. 981585159
visitas@lacasadelatroya.org
Horario
El museo reabre sus puertas en la Semana Santa y en verano de 2014. 
Horario habitual:
Martes a sábado de 11 a 14 h. y de 16 a 20 h. (martes abre a las 12 h., viernes cierra a las 22 h.)
Domingos de 12 a 14 h.
Lunes cerrado
Tarifa
Entrada individual: 2€
Estudiantes, jubilados, pensionistas y peregrinos: 1 €
Grupos: 0,60 € por persona  



sábado, 11 de agosto de 2018

Palmeira y sus gentes.

 Palmeira y sus gentes.

Vistas Parciales de Palmeira pre-1979



La Ría de Arosa, la mayor de las gallegas, aparece coronada por la belleza de numerosas villas que la rodean, mirándose en el espejo duradero de las aguas claras del Océano. En uno de los rincones mas hermosos está San Pedro de Palmeira, que se extiende a lo largo del puerto, en el fondo de la pequeña ensenada, desde la punta de Cornas hasta la Piedra de Grades.

jueves, 9 de agosto de 2018

FAROS DE GALICIA


FAROS DE GALICIA

Imagen del mapa

Faro de Estaca de BaresDescripción
El Faro da Estaca de Bares está situado en la entrada de la ría del Barqueiro, en la meseta Ventureiro, sobre un montículo que se prolonga sobre la punta de Estaca de Bares. Es el último faro de la costa septentrional coruñesa. Está en funcionamiento desde el 1 de septiembre de 1850. Aunque al principio prestaban servicio tres fareros, en 1939 se instaló un radiofaro.Desde 1993 depende da Autoridade Portuaria de Ferrol-San Cibrao.
Características
El faro destaca por su arquitectura compacta, si bien las edificaciones que rodean a la torre suavizan su aspecto de fortín. Está emplazado a 101 metros de altura. La torre, de planta octogonal y coronada con tres pilares por cada lado, tiene una altura de 33 metros. La luz blanca del faro tiene un alcance de 25 millas náuticas. El foco, encabeza el reguero de luces que protegen las costas salvajes de Cedeira, Ortigueira, O Barqueiro y Viveiro.
Entorno
En esta zona de la costa la playa es sin duda la gran protagonista y el mejor lugar para admirarla es el alto en el que se encuentra el denominado Semáforo, antigua estación de señales electro-semafóricas situada a 208 metros sobre el nivel del mar, en un lugar privilegiado para recoger las impresionantes panorámicas que ofrece el paisaje. El edificio, en estado de abandono hasta hace poco, ha sido recuperada como singular y acogedor parador de turismo.
Faro de Estaca de Bares


Faro de San Cibrao
Características
Está situado sobre la altura que domina la punta de la atalaya, extremidad N de la península de San Cibrao y tiene las siguientes características: Aparato catadióptrico de 6º orden. Luz fija blanca. Alcance de 9 millas. Elevación sobre el mar de 37 metros y sobre el terreno de 8,80 metros. La torre es ligeramente cónica, de granito color gris claro.
Historia
El tráfico de los barcos que transportaban sillería y materias primas para Sargadelos hizo necesaria una luz de sexto orden en la Atalaya de San Cibrao que comenzó a alumbrar el día 30 de mayo de 1864. El tráfico portuario añadido por la factoría de aluminio, reclamó la construcción de un nuevo faro que surgió como una partenogénesis del antiguo. San Cibaro cuenta ahora con dos torres: una, la primitiva y la otra más esbelta gracias al blanco que la pinta y a una franja negra bajo el primero de sus dos balconcillos.
Evolución
El primitivo torreón de sillería fue sustituido entre 1925 y 1927 por otro de fundición y forro inferior de madera caoba , reemplazándose la linterna por una cilíndrica de 1.80 metros de diámetro. En 1929, el faro vio ampliado el alcance de su luz hasta las 12 millas gracias a un grupo gasógeno con dos carburadores de 2.5 kilogramos de capacidad.
Faro de San Cibrao

Faro de Cabo OrtegalDescripción
Se encuentra situado en el cabo del mismo nombre. La construcción es una torre cilíndrica pintada de blanco y rojo edificada a principios de los 80, a la que se puede llegar por carretera desde Cariño. A su derecha se extiende la ría de Ortigueira con tramos acantilados y arenales; cerca del cabo las laderas ganan en verticalidad y altura para configurar un lugar majestuoso.
El cabo Ortegal es, una amplia arcada que se abre al oceáno flanqueada por dos impresionantes salientes rocosos: la punta de O Limo, al oeste y la punta de Os Aguillóns, al este. En esta última se emplaza el Faro de Ortegal. A continuación de la punta de O Limo está el mirador de A Vixía de Herbeira, en A Capelada, que se asoma al mar sobre un tajo casi vertical, a 612 m de altura. Se dice que los acantilados de A Capelada son los más altos de Europa y su vista es impresionante
Imagen (foto)

Faro de Punta FrouxeiraHistoria
El faro de la Frouxeira se encuentra ubicado en la localidad de Meirás, en la punta de la Frouxeira. Fue construido en 1992, con un diseño vanguardista. El faro comenzó a funcionar, a prueba, en Junio de 1994, pasando a ser definitivo en Noviembre de 1994.
En el año 2008 se finaliza una profunda transformación del faro que elimina el muro cortina acristalado, cierra los espacios destinados a las escaleras dejando solo ventanas en cada altura y refuerza los pilares del faro, esto le proporciona la nueva imagen con la que se encuentra actualmente. En este año también se instala un nuevo sistema de supervisión remota.
Detalles
El faro funciona con una óptica giratoria ODAS 500 compuesta de 7 paneles, 5 de ellos son lentes Fresnel de metacrilato para dar los destellos y 2 son ciegos para dar la ocultación larga, montada sobre un plato accionado por dos motores electromagnéticos, en su interior se sitúa un cambiador en "V" con lámparas Philips de 220V y 1000 W Halógenas. Lleva también dos grupos electrógenos Lombardini de 3000 r.p.m. y 380/220V, como reserva ante un fallo de suministro en la red eléctrica. Fue totalmente monitorizado para ser controlado por ordenador desde el centro de control existente en la Autoridad Portuaria de Ferrol - San Ciprián, todos los trabajos fueron ejecutados por la Maquinista Valenciana.
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Faro de Silleiro
Situación
La torre del Cabo Silleiro define la línea de costa entre Las Cíes y A Guarda, en el sur de Galicia. Desde la carretera C-550 se pueden observar tanto el faro actual como el antiguo. El faro nuevo está compuesto por una torre rojiblanca y el viejo son las ruinas de un edificio de sillería.
El antiguo faro
El antiguo faro tenía una sola planta de 168 metros cuadrados, rectangular, igual que su base que estaba cimentada en la roca. La torre, de granito, con un primer cuerpo cuadrado y los dos últimos octogonales, surgía de la fachada marina con el pedestal empotrado en el muro, rematada por un balconcillo y con una linterna poligonal con cristales planos. Lució por primera vez el 31 de marzo de 1862, con una linterna y óptica Sautter y una lámpara moderadora, de émbolo y peso.
El faro actual
Fue proyectado en 1887, pero no se terminó hasta mediados del siglo XX, cuando el antigua faro de Silleiro cumplía casi cien años. El moderno no comenzó a funcionar hasta agosto de 1924. Se eligió una localización cercana a la punta de las Negras a 240 metros de la orilla del mar, donde se alzó un edifiico con capacidad para cuatro viviendas y dos plantas en forma de U. La torre es tronco-piramidal e identificada por dos franjas rojas. Seis años después de su inauguración recibió un revestimiento de azulejo blanco. Su luz es blanca y alacanza las 30 millas
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Faro de CíesDescripción
El faro de las Islas Cíes, situado en la punta más alta de la Isla de Medio, fue construído en 1853. Actualmente la linterna de luz blanca, situada sobre una torre troncocrónica con dos corredores en la parte superior, tiene un alcance de 16 millas. Desde esta posición, el faro vigila la entrada a la ría de Vigo, rodeado de la belleza del único parque natural gallego.
Construcción
Se dice que a mitad del siglo XIX, los agentes de la Compañía Peninsular y Oriental de vapores ingleses del puerto de Vigo conveniencia de ilustrar con unas luces las noches de las Cíes para que a los pilotos no se les hicieran los dedos huéspedes a la hora de recalar en las islas antes de tomar el puerto de Vigo. El cónsul elevó la propuesta a la autoridad competente, y ésta cayó en la cuenta de que aquello afectaba al decoro nacional, así que se puso a ello. Un estudio de las islas realizado por Juan Rafó decidió como emplazamiento más adecuado del faro la cima más elevada de la isla de Medio, a 181,14 metros de altura. La cumbre donde se sitúo el faro se rebajó en cinco o seis varas para conseguir el plano imprenscindible para el inmueble, y la ladera se vio sometida a las agotadoras jornadas en que se construyó la vía que la remonta a lo largo de tres kilómetros en los tramos de un amplio, casi desmesurado zigzag.
Deterioro y mejoras
El faro, cuya construcción terminón en 1852, era un edificio rectangular que terminaba en dos semicírculos, con una forma arriñonada. La linterna contaba con doce bastidores y lució por primera vez en noviembre de 1853. La dureza de las condiciones en que nunca dejó de funcionar este faro determinó un deterioro creciente que alcanzó el estado de ruina en 1978. Del antiguo edificio se aprovecharon los sillares para añadir dependencias técnicas y un pequeño almacén. La reconstrucción terminó dos años después, con la incorporación de una nueva linterna de 2,25 metros a la antigua torre, también modificada.
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La torre, troncocónica y de mampostería, se revistió y pintó en el año 2000 con el fin de dotarla de una alta visibilidad que impidiera su confusión con el horizonte rocoso. Con una altura de 20 metros, el alcance de su luz blanca es de diez millas y de ocho el de su luz verde.back iconImagen (foto)



Faro de Tambo


Construcción

La construcción del faro de Tambo, también llamado el faro de Tenlo Chico, se aprobó en junio de 1916 dentro del plan general de balizamiento de la Ría de Marín, con una luz blanca de ocultaciones equidistantes, para que sirviera de enfilación a los barcos que buscaran el puerto de Marín. Su construcción se prolongó a lo largo de dos años, y lució por primera vez en 1922.

Luz

Es una luz joven, de apenas medio siglo, levantada en 1955 con una óptica dióptrica de 375 milímetros de diámetros, con doble quemador de acetileno de llama desnuda y un consumo de 60 litros por hora. Un sistema que en los años ochenta se sustituyó por otro eléctrico de baja tensión con un equipo luminoso de 12 vatios de corriente continua. Sus carracterísticas son de tres destellos verdes entre las demoras 60 y 96 grados, que balizan la entrada por la boca sur de la Ría de Pontevedra.




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Faro de OnsInicios
En la cumbre del monte Cucarno, el punto más alto de la isla más grande del archipiélago, se construyó el faro de Ons, que se encendió por primera vez en abril de 1865. Un faro de 5º orden situado en la parte más elevada, a 22,5 metro de la punta norte de la isla, en la embocadura de la ría de Pontevedra. Funcionó durante trece años con una lámpara de aceite a émbolo que luego fue sustituida por una Maris para petróleo de una mecha.
Reformas
El Plan para la Reforma del Alumbrado de 1902 supuso para una gran cantidad de faros la introducción de modificaciones que, en el caso del faro de Ons, supuso la construcción de uno nuevo. Se construyó un nuevo edificio a diez metros del primero y similar a aquél, con el que se unió mediante un cuerpo que proporcionaba al conjunto la forma de U tradicional en los faros. En cuanto a la torre, se echó abajo la parte superior de la antigua, para sustituirla por un tramo octogonal con un torreón también octogonal, y su linterna pasó a ser de 3,70 metros de diámetro con montantes helicoidales. El proyecto se inauguró en julio de 1926 y seis años después, en 1932, se añadió a la obra un revestimiento exterior de azulejos.
La linterna
La literna actual del faro tiene un alcance de 25 millas. Una orden de 1906 cambió las características de la literna que pasó a ser de cuatro destellos con relámpago cada 24 segundos y el alcance actual, gracias a un sistema de vapor de petróleo con capillos de 85 milímetros. Aunque se mantuvo su sistema de alumbrado a base de petróleo, cuenta con unas baterías que se recargan mediante un autogenerador, y con un par de grupos de electrógen.os
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Faro de SálvoraDescripción
El faro de Sálvora está instalado en una torre octogonal junto a un edificio de mampostería, con forma de U. Su alcance es de 21 millas y su luz es blanca. En la actualidad el faro se alimenta de energía solar, ya que en el espacio interior del edificio se han instalado paneles solares.
Orígenes
Salvora contó con una pequeña luz local desde el primer tercio del siglo XIX. Estaba situada en el sur de la isla, en el saliente conocido como Punta Besugueiros. En ese mismo punto, se alzó lugeo el faro proyectado por Celedonio de Uribe, que constaba de un pequeño edificio con un almacén y un habitáculo para cada uno de los dos torreros. Era un faro de cuarto orden y luz blanca alternada con destellos rojos a intervaloos de dos minutos, visible a diez millas de distancia. Este faro fue suprimido según un acuerdo de 1904 que planteaba la construcción de un nuevo faro en un punto más elevado que no redujese el ángulo de iluminación en dirección a Corrubedo y permitiese ampliar la luz hacía el interior de la ría.
Mejoras
El faro actual se inauguró en diciembre de 1921, gracias a un proyecto del ingeniero Ramón Martínez Campos, con una arquitectura similar a la del faro de Cabo Silleiro. Apenas inaugurado hubo que demoles casi mil metros cúbicos de roca viva para acabar con los dos salientes que obstruían la luz de su destello. Más adelante, la necesidad de espacio determinó la reforma de la fachada oriental del faro para abrir espacio para los grupos electrógenos, las baterías y el almacén, así, como la fachada occidental, en la que se habilitó un taller y una nueva vivienda. Las obras terminaron en febrero de 1954.
Faro de PombeiroDescripción

El faro marca la boca de la Ría de Arousa. Está situado en el extremo occidental de la península de o Grove, posición que le permite señalar el paso entre O Grove y la isla de Sálvora. Este faro fue construído en 1853 y la linterna, colocada en el alto de una torre baliza, es de luz verde y tiene un alcance de 8 millas.
Luz verde
En la Ría de Arousa son mayoría los faros que lanzan una luz verde, unos 16 además del de Pombeiro. Además en la ría existen catorce faros con luz roja, cuatro con destellos blancos y dos con amarilla.
Ría de Arousa
El faro de Pombeiro es una de las señales lumínicas que permiten que el tráfico marítimo circule con seguridad por la Ría de Arousa. Cuarenta y un destellos, que dependen de la Autoridad Portuaria de Vilagaracía, señalizan esta ría entre faros, balizas, boyas, torres, torres baliza y torretas, con alcances que varían desde la milla a la que llega el destello blanco de Punta Xufre a las ventiuna del faro de la isla de Sálvora.
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Faro de Arousa
Faro de Arousa

Faro de Arousa
Historia
Situado en Punta Cabalo, en el extremo noroccidental de la Illa de Arousa, este faro es el centro estratégico de la ría . La construcción de este faro comenzó en abril de 1852, gracias a un proyecto del ingeniero Celedonio de Uribe, que requería un presupuesto de 32.531 reales de la época. Su luz alumbró por primera vez en octubre de 1853.
Situación
Cuando se construyó se buscó el emplazamiento más adecuado para que se luz se viera desde el mayor número de puertos de la ría, así como desde su desembocadura. Ese lugar se encontró en la Illa de Arousa, en Punta Cabalo, entre la Playa del Noso y la de Escarrejaroira. Su perspectiva abarca desde la isla de Sálvora, al sur, hasta la de Cortegada.
La linterna
El faro fue dotado con una linterna de luz blanca, fabricada por Lepaute, de forma hexagonal. El faro cuenta con un plano focal a seis metros sobre el terreno y trece sobre el nivel medio del mar, gracias a que la linterna esá situada en una torre troncopiramidal.
Faro de Arousa




Faro de Rúa
El diseño

El faro de Rúa se erige en el centro de un huso rocoso situado en plena ría de Arousa. Construido por el ingeniero que hizo el proyecto del faro de la Isla de Ons, D. Rafael de la Cerda, es un edificio exactamente igual a aquel: la misma forma, igual distribución, idéntica torre, cimentación en talud muy semejante... Se trata de un mismo proyecto para dos lugares distintos, con la única diferencia de que el de Ons desapareció con la reforma, y este, aunque deteriorado, subsiste.
El edificio
La construcción del faro, contratada mediante subasta el 25 de noviembre de 1864, contó con un presupuesto de 231.454,64 reales. Encaramado sobre las piedras redondeadas, el edificio es un rectángulo de sillería con el color de su piedra. Cuenta con dependencias para tres personas, que en su origen fueron el ingeniero y los dos torreros encargados del faro. La torre se alza sobre la fachada meridional, flanqueada por dos ventanas con arcos de medio punto que se repiten en el resto de los muros de la casa, salvo en el norte. El primer cuerpo de la torre está empotrado en la obra y el segundo, de similares dimensiones, remata en una linterna casi desnuda sobre el estrecho voladizo.
La linterna
Encendido por vez primera el 18 de marzo de 1869, su plano focal quedaba a 14 metros sobre el terreno y a 26 metros sobre las aguas. La linterna, Sautter, era de luz blanca y fija, con una lámpara de aceite controlada por dos torreros. En 1879 se sustituyó aquella lámpara por una Marus de mecha única. La operación obligó a cambiar la linterna por la octogonal de 1,80 metros que había lucido en el faro de la isla de Sálvora. El 11 de junio de 1920 se dispuso por Real Orden que el alumbrado pasara a hacerse por acetileno. La última reforma tuvo lugar en 1993 y consistió en la aplicación de energía fotovoltaica para una instalación de óptica.





Faro de Corrubedo
El entorno

Aquí hay mares por doquier y tan distintos como para imponer unas curiosas formas a la hora de administrar sus fronteras. Hay un mar antiguo, convencional, clásico con sus aguas, corrientes, espumas y mareas. Y hay un mar de arena extendido que parece inmóvil, aunque no sea esa su cualidad más cierta. La arena de este horizonte se mueve casi a la misma velocidad con que le crecen las uñas al ser humano con una salud normal: medio metro al año. Es una masa de arrena viva entre los vientos y las mareas que roza el kilómetro de largo, con alturas que alcanzan hasta los quince metros: el sistema dunar de Corrubedo, el mayor de la Península Ibérica, en el extremo suroccidental de la Sierra de Barbanza.
El faro
El faro es el elemento más joven de todo este complejo de causas y causalidades en el que confluyen las razones del suelo, los motivos del agua y la inquietud del viento. Es también el más artificial. Su construcción se inició en mayo de 1852, en una configuración plana y poco elevada del cabo, con el propósito de llamar la atención sobre el alto riesgo de los bajos que festonean su costa, a bastante distancia en ocasiones, de la línea de tierra. Desde su ubicación se distinguen perfectamente las luces de los faros de Finisterre y de las islas Cíes.
La estructura
Su luz se encendió pro primera vez el 20 de febrero de 1854, frente a un paraje en el que los días suelen ser de tremendas resacas. Don Celedonio de Uribe tuvo en cuenta tales condiciones al proyectar el edificio con una fachada semicircular hacia el mar y rectangular hacia la tierra, para paliar los efectos de los temporales. La tore arranca del interior del inmueble, con sección troncocónica y concéntrica respecto al semicírculo de la fachada. Soporta un equipo luminoso con un foco a 14 metros de altura sobre el terreno y a 32 sobre el nivel medio del mar. Parte de la escalera de caracol que resuelve esa altura en el interior de la torre fue fabricada en la fundición de Sargadelos previa a la fábrica de la cerámica.
Faro de Corrubedo

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Faro de Rua

Faro de Rúa
El diseño

El faro de Rúa se erige en el centro de un huso rocoso situado en plena ría de Arousa. Construido por el ingeniero que hizo el proyecto del faro de la Isla de Ons, D. Rafael de la Cerda, es un edificio exactamente igual a aquel: la misma forma, igual distribución, idéntica torre, cimentación en talud muy semejante... Se trata de un mismo proyecto para dos lugares distintos, con la única diferencia de que el de Ons desapareció con la reforma, y este, aunque deteriorado, subsiste.
El edificio
La construcción del faro, contratada mediante subasta el 25 de noviembre de 1864, contó con un presupuesto de 231.454,64 reales. Encaramado sobre las piedras redondeadas, el edificio es un rectángulo de sillería con el color de su piedra. Cuenta con dependencias para tres personas, que en su origen fueron el ingeniero y los dos torreros encargados del faro. La torre se alza sobre la fachada meridional, flanqueada por dos ventanas con arcos de medio punto que se repiten en el resto de los muros de la casa, salvo en el norte. El primer cuerpo de la torre está empotrado en la obra y el segundo, de similares dimensiones, remata en una linterna casi desnuda sobre el estrecho voladizo.
La linterna
Encendido por vez primera el 18 de marzo de 1869, su plano focal quedaba a 14 metros sobre el terreno y a 26 metros sobre las aguas. La linterna, Sautter, era de luz blanca y fija, con una lámpara de aceite controlada por dos torreros. En 1879 se sustituyó aquella lámpara por una Marus de mecha única. La operación obligó a cambiar la linterna por la octogonal de 1,80 metros que había lucido en el faro de la isla de Sálvora. El 11 de junio de 1920 se dispuso por Real Orden que el alumbrado pasara a hacerse por acetileno. La última reforma tuvo lugar en 1993 y consistió en la aplicación de energía fotovoltaica para una instalación de óptica.

Faro de LouroLos comienzos
El 15 de julio de 1862 se iluminó el faro de Louro, a 27,5 metros sobre el nivel del mar y a 8 metros de la tierra firme. Contaba con un aparato catadióptrico de quinto orden, su luz era fija y blanca y alcanzaba las diez millas en la normalidad del estado atmosférico. El aparato, de la casa Sautter y armado por Feliciano Mariño, tenía 375 mmm de diámetro y una lámpara de aceite a émbolo que luego se sustituyó por una Maris de petróleo.
El edificio
El edificio es de planta rectangular y poco más de cien metros cuadrados, con las dependencias distribuidas por un pasillo central. La torre troncopiramidal y con la sección hexagonal, alcanza los 5,30 metros de altura y está coronada por un balconcillo con un ligero voladizo, un torreón cilíndrico y la linterna, poligonal y de 1,60 metros de diámetro, con cristales planos y montantes verticales. Una reforma alteró ligeramente en 1919 el balconcillo y la cubierta, acoplando al aparato un juego de pantallas giratorias movidas por una máquina de relojería de la Maquinista Valenciana.
La luz
La característica se fijó en grupos de 4+1 ocultaciones blancas. La lámpara Maris estuvo en uso hasta el 18 de abril de 1949, en que fue sustituida por un sistema de acetileno con un destellador AGA con válvula solar y quemador de 25 litros. La característica pasó a ser de grupos de 2+1 destellos blancos, con un alcance de doce millas. El personal se suprimió y pasó a dar servicio al faro de Rebordiño.
Faro de Louro
Faro de RebordiñoLocalización
En el horizonte de contrastes de las Rías Baixas, la sorpresa nos aguarda en la punta de Bombé, a las puertas, prácticamente de Muros. Ahí se levanta, en la banda interna de la carretea de Corcubión, el faro de Rebordiño, un faro coqueto como el sólo, de aire residencial, ceñido a la hilera de casas como si fuera un chalet adosado.
El edificio
El edificio cuenta con dos plantas en U hacia la carretera. La torre, de 6,5 metros de altura, es de hierro, y remata en un balconcillo, comunicado con la azotea de viviendas, y un torreón cilíndrico sobre el que se eleva la linterna, octogonal, de cristales planos y montantes verticales. El 13 de agosto de 1924 se cambió la instalación por otra compuesta por un destellador AGA con válvula solar y quemador de treinta litros, con una apariencia en grupos de dos destellos rojos cada seis segundos y un alcance de siete millas balizando el bajo de la Baya y las rompientes de Punta Bouja. Tras servir de residencia al responsable de las luces de la ría, su servicio se agregó al faro de Punta Ínsua y el edificio quedó en desuso.
Muros
Desde la punta del Cabo, siguiendo en paralelo por la pequeña playa de la Prudencia, uno se acerca al núcleo urbano de Muros, una de las localidades con más historia de la provincia coruñesa, declarada Conjunto Histórico Artístico en 1970. Comenzando la visita por su activo puerto y por el caserío que mira al mar, con soportales en la planta baja ejemplo de la arquitectura gallega más tradicional, el recorrido continúa por el interior de la villa partiendo de la Rúa da Xesta, comunicada con el paseo marítimo a través de estrechísimas calles.Faro de Rebordinos
Faro de ÍnsuaCuriosidades
El faro de Ínsua está situado en la punta de mismo nombre. Fue creado para enlazar los de Corrubedo y Finisterre, ayudando así a marcar una zona muy peligrosa para la navegación, abundante en bajos y escollos. Su vista no se pierde desde la carretera que va de Corcubión a Muros. Un ramal de unos 600 metros conduce a su edificio, y ofrece el dato fundamental que hace único este faro verdaderamente insólito. Fue una Real Orden del 2 de julio de 1904, aprobando el Plan General de Balizamiento de las costas del noroeste, la que determinó que el faro a construir en Punta Ínsua fuera de 4º orden.
El edificio
Puesto todo en su sitio, el 25 de octubre de 1921 se inauguró el faro de Punta Ínsua, un edificio de una planta en forma de U con capacidad para dos viviendas, despacho, sala de motores y taller. La torre, troncopiramidal, es de sección poligonal y está rematada por un balconcillo con un torreón cilíndrico que forma parte de la misma linterna. En cuanto a la máquina de luz, finalmente se optó por una lámpara de petróleo Pintch para capillos de 40 mm, y una Maris de dos mechas a la que recurrir en cualquier emergencia. El 11 de septiembre de 1947 fue reemplazada por una lámpara eléctrica de 1.500 w con un grupo electrógeno para fallos en el suministro eléctrico.
El lugar
El campo de fútbol a los pies del faro es la menor de las extraordinarias cosas y fenómenos que aquí se urden entre la tierra, los ríos y el mar. Lugar de granitos y de un mineral, el wolfram, que trajo a más de uno de cabeza durante la Segunda Guerra Mundial, la costa despliega a lo largo del reborde rocoso fascinantes obras de arquitectura e ingeniería. Así como los hórreos de Lira, y sobre todo, el de Carnota, obra perfecta del arte cantero y de las ciencias de la despensa, construído en 1768 por Gregorio Quintenla. Y sobre todo, el de Carnota, obra perfecta del arte cantero y de las ciencias de la despensa, construido en 1768.

Faro de Fisterra

Faro de FisterraEl edificio
El faro de Fisterra es un edificio de piedra revestida y cantería en las luces y esquinas, de planta rectangular y dos alturas más el añadido de una tercera sobre la fachada. La torre surge de la fachada meridional, de la que ocupa casi un tercio de su volumen, con una forma troncocónica y sección octogonal. El fuste es de cantería con una altura de 13,30 metros, y remata en una cornisa con balconcillo alrededor de la bóveda que sustenta la cámara de servicio. Un torreón cilíndrico de 2,30 metros sostiene una linterna de casi cinco metros de altura con el foco a 17 metros del suelo. La luz que ahora se enciende mediante una célula fotoeléctrica a las 18:15 (de un día de diciembre), se encendía en el pasado a mano, cuando el sol se ponía y con los tres torreros presentes.
Los torreros
Están al servicio del faro José R. Lijo, Francisco M. Lijo y Agapito Mendoza. Este último, que cuenta con cincuenta años y es torrero desde 1976, trabajó anteriormente en cabo Vilán y Estaca de Bares. Trabajan en turnos de 48 horas cada uno y tienen bajo su responsabilidad las luces de Touriñán, Cee, Corrumeiro Chico y las Lobeiras. Sus informes se remiten a la Autoridad Portuaria de A Coruña, el Instituto Hidrográfico de la Marina, en Cádiz, la Capitanía Marítima de A Coruña y la Sociedad Estatal de Salvamento Marítimo. Los torreros de Fisterra llevan desde 1883 unos cuadernos con información diaria y pormenorizada sobe el estado del mar y de la atmósfera, así como de los incidentes cotidianos. Era entonces torrero mayor Ramón Rodríguez, asistido por Belarmino M. y Antonio Giménez como torreros segundo y tercero.
El lugar y su origen
Aquí llegaron los romanos para comprobar que habían dejado el mundo entero a sus espaldas y que más le habría valido a Roma tener los buenos marinos que nunca tuvo. Los celtas, que llegaron antes, gozaban de una religión bastante más entretenida, vieron esta punta del mundo como el principio del Más Allá, la madre de todos los comienzos. Es también la encrucijada de los caballos del sol que esperan al guerrero que los cabalgará hasta la Tierra de la Juventud Eterna. De modo que nada tendría de extraño, en este emporio de las maravillas, que la primera luz que guiara a los barcos desde los 241 metros del monte Facho fuera una chispa del mismísimo Astro Rey, ensimismado en la contemplación de este lugar que es también el fin del océano.
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Faro de Cee
Descripción
En el monte Quenxe, el faro de Cee se asienta en una casita de cien metros cuadrados con tejado a cuatro aguas. Sobre el muro sur de la casita se alza la torre, de sección octogonal y casi ocho metros de altura, rematada por el balconcillo que alberga una linterna al aire que lanza tres destellos blancos cada seis segundos. Es la luz que marca el abrigo de la ensenada de Corcubión frente a los temporales que revuelven la Costa da Morte cuando la niebla vela el destello del faro de Fisterra.
Historia
Lució por primera vez el 31 de julio de 1860, con un plano focal a siete metros del suelo y a veinticinco sobre el mar, con una lámpara de aceite a émbolo. Veinte años después se le añadió una lámpara para petróleo con mecha que en 1934 se reemplazó por una instalación de llama con destelleador AGA, válvula solar y quemador.
Curiosidades
El faro cuenta con un embarcadero en su fachada norte y un simple abrigo en su fachada sur. Declarada espacio natural protegido por el ayuntamiento de Corcubión, A Lobeira Grande es hoy un dominio de gaviotas y cormoranes. Mientras que la isla de Lobeira Chica es un reducto de la gastronomía lugareña que alcanza aquí su expresión más sunturosa en el rodaballo guisado con vieiras y gambas.
Faro de Touriñán
Faro de Touriñán
Descripción

El faro de Touriñán es doble, ya que el original, de 1898, es una pequeña torre de sólo 8 metros de altura (que con los 50 del acantilado completan los 58 metros desde los que lanzaba sus destellos), que sólo alcanzaba 10 millas, así que 80 años después se inauguró la torre de hormigón adosada que amplía sus dominios a 24 millas.
Entorno
El Cabo Touriñán forma una pequeña península de forma rectangular de 2 kms. de largo y unos 250 m de ancho, en su parte más estrecha. La vegetación apenas existe, reduciéndose a pequeñas formaciones almohadilladas de tojos y brezos, sobre la que destacan los peñascos graníticos que adquieren formas curiosas.
Naufragios
Touriñán ha sido también testigo de innumerables naufragios, algunos con historias curiosas, como el del barco alemán Madeleine Reig, que en 1935 partió en dos al gallego Ocho hermanos. Dicen que el asesino siempre vuelve al lugar del crimen, y 22 años más tarde, en 1957, el Madeleine Reig se hundió casi en el mismo lugar donde había hundido al pesquero gallego.
Faro de Vilán
Faro de VilánDescripción
Visto de lejos, el faro tiene algo de minarete. Los 24 metros que mide la torre se añaden a los 80 en los que su base rocosa supera el nivel del mar y, así, su luz alumbra a una altura de 104 metros sobre las aguas que barre hasta una distancia de 80 millas. El fuste de la torre es octogonal y remata en la linterna de cúpula mallada y catavientos, cuya base se ve rodeada por una cornisa en voladizo con una leva barandilla de hierro que la convierte en mirador privilegiado.
Características
La comunicación de la torre con las máquinas y los motores que nutren al faro tiene lugar por un túnel que alberga 150 escalones hasta alcanzar el muro occidental del edificio, que contiene la mecánica y da cobijo a sus servidores. Es un inmueble rectangular construido en piedra, de dos plantas y con las paredes recubiertas y pintadas de blanco. Al este se abre un camino natural, no del todo seguro, por el que se alcanzan las ruinas del primitivo faro, con una torre de cantería que alumbraba a 7 metros des suelo y a 64 del mar.
Historia
Lució por primera vez el 10 de julio de 1854 y nunca ocultó sus inconvenientes. Lo escaso de su altura no resolvía el saliente del cabo y producía una zona ciega de 34 grados sobre los bajos, que la dinamita logró reducir hasta los 21. La estadística de la zona nunca dejó de ser siniestra, ni entonces ni al cabo de las ulteriores reformas. Entre Camelle y la punta de O Boi, y de 1870 a 1972, naufragaron 28 barcos. Once fueron los que lo hicieron desde 1876 a 1975 entre O Boi y cabo Vilán, y nueve los hundidos entre cabo Vilán y Camariñas de 1773 y 1983.
Faro de Laxe


Faro de LaxeLa descripción
El de Laxe es un faro caracterizado por su austeridad. La construcción es un cilindro lacónico, prácticamente un tubo puesto en pie frente a las aguas, coronado de cables y de líneas metálicas alrededor de una linterna desnuda. Es austero y sencillo, con una pequeña y angosta puerta, rectangular, verdiazul o azul verdosa, la única señal de que lo que se ve s una máquina con tripas en su interior. No hay ningún edificio a su alrededor.
Las características
Es un faro más escueto que su vecino de O Roncudo, aunque su linterna es más alta. Brilla a once metros del suelo y a seseta y seis del mar, y su luz alcanza las veinte millas. Su característica consiste en una secuencia de cinco destellos de 0,1 segundos con intervalos oscuros de 2,4 segundos, salvo el quinto que es de 9,9 segundos para que el ciclo sea de veinte segundos.
El lugar
Laxe se extiende al pie del monte Cornaceiras como una galería de muros blasonados sobre los que se alza una imponente iglesia de Santiago con unas ovijas que no pretenden disimular el aspecto que conserva de fortaleza. El puerto principal o moderno es muy activo y con una gran amplitud de espacio para pesqueros, mercantes y embarcaciones menores.
Faro de Nariga



Faro de Nariga
El último faro
El arquitecto César Portela ideó el último faro construido en España y lo hizo de forma que, con su rastro, sacaría al barco de sus dificultades marinas. El arquitecto quiso seguir el ejemplo de la Acrópolis de Atenas o el de la llamada Casa de la Cascada construida por Frank Lloyd Wright. César Portela se planteó en Punta Nariga cuestiones como el derecho y el deber del hombre a intervenir con su luz a la obra de la naturaleza, y el margen, amplio o angostoso, con el que el hombre debe escuchar y plegarse al dictado de la Naturaleza sobre el artificio.
Descripción
El de Punta Nariga es un faro raro. Y no porque sea el último de los construidos en España, su faro más joven y también el más llamativo, sino que su rareza consiste en que es un faro anguloso de base sumamente puntiaguda. Es un encabalgamiento del cilindro en una torsión de poliedros, como si buscara hacer trizas el viento o atrapar un emblema. El faro de Punta Nariga es un faro innovador, casi un nuevo concepto.
Características
La obra consta de tres cuerpos: la base, el recinto de las máquinas y servicios y la torre. La base, un mirador de planta triangular a cuya plataforma se accede por una escalinata orientada a Naciente, es una meditada acumulación de poliedros rotundos cuyas rectas buscan un doble contraste con el desorden rocoso que las rodea y con el orden acuático, mucho más impredecible y taimado, al que vigilan. La luz del faro brilla a 28 metros del suelo y a cincuenta sobre el mar, con un alcance de 22 millas.

Faro de Sisargas
Situación

El faro de las islas Sisargas, alzadao en la más grande, lució por primera vez la noche del 29 de junio de 1853, poco menos de un mes después de que lo hiciera el de Finisterre, que es el más antiguo de la Costa da Morte.
Características
El faro se alza en la cumbre de la Illa Grande. Es un edificio rectangular, con una extensión de trescientos metros cuadrados y un patio central. En medio de una de sus alas surge la torre, con una base cuadrada de 4 metros de lado e igual altura que el edificio, cuerpo troncopiramidal y sección octogonal, con un balcón del que arranca el torreón, de 1.70 metros de altura. El inmueble se apoya en una plataforma a 103 metros sobre el nivel del mar y la linterna llega hasta los 7.75 metros de modo que la luz se emite a 11 metros de altura.
Historia
Faro SisargasEste faro sufrió todos los inconvenientes de la penuria de los recursos administrativos y el alza de precios de los aparatos ópticos a comienzos del siglo pasado, en una situación que llevó a la construcción de un faro provisional, entre 1912 y 1915, y a una serie de obras que concluyeron en 1915, en cuyo 1 de octubre lució la luz del nuevo faro, con una apariencia de tres destellos cada quince segundos y un alcance de 23 
millas.                  Torre de Hércules

El faro más antiguo en funcionamiento

El brillo histórico de la Torre de Hércules mantiene activa la imagen del Magnus Portus Artabrorum que los romanos convirtieron en base de su comercio marítimo con Gallaecia. Los destellos del faro coruñés alumbran el amplio golfo que conforman las rías de Ferrol, Ares, Betanzos y A Coruña, desde el cabo Prioriño hasta el de San Adrián, fondeadero privilegiado para las flotas mercantes.
Descripción
Luz blanca. La Torre es cuadrangular con tope octogonal, de 49 metros de altura, construida en sillería. Tiene un alcance de 23 millas y su origen es del siglo II. Desde la Torre pueden verse vistas impresionantes de la villa marinera de Caión, la playa de Barrañán y el Santuario de Pastoriza.
Iluminación
Hoy en día su señal luminosa emite grupos de cuatro oscilaciones o destellos blancos cada veinte segundos con un alcance de 32 millas. Tal es la historia de la Torre de Hércules que es uno de los símbolos de Galicia y A Coruña, que no estaría completa sin los desastres petroleros ocurridos en los últimos 30 años a su alrededor. Torre de Hercules

Faro de Mera
Historia

La señal de Mera (Oleiros) lució por primera vez en 1917 con una lámpara Pintch de incandescencia para vapor de gasolina que orientaba a las embarcaciones en su entrada a A Coruña por el oeste, a través del canal de punta Herminia.
Descripción
El faro consta de dos torres, de 11 y 14 metros de altura, separadas por 300 metros, con los focos situados a 56 y 81 metros sobre el nivel del mar. Están rematadas por terrazas con balaustrada de celosía y linternas poligonales de cristales planos y montantes verticales.Fueron dotadas de electricidad en 1932, junto con la asignación de una característica blanca para la posterior y roja para la anterior, y un alcance de 8 millas para el aviso de los bajos Tonina y Guisando.
Entorno
Mera es un importante centro turístico de veraneo que cuenta con playas muy tranquilas para el baño, como la de Portelo y la de Espiñeiro, separadas por el saliente de Penatouro. En la entrada del pueblo está la pista a la derecha que sube al faro, donde, de camino, aun se puede tomar el desvío que lleva hasta la ensenada de Canabal, co buenas vistas de la ría y de la ciudad de A Coruña.

Faro de Priorino

Faro de PrioriñoUbicación
El de Prioriño es el faro que guía a los navegantes que se adentran en la ría de Ferrol. Visto desde la punta del cabo, el faro de Prioriño Chico gobierna las líneas de Montefaro, Sada, Lorbé y A Coruña. Se proyectó como una señalización de entrada a la ría, construida dentro de un fortín, hasta que se vio claro que su luz era escasa para la amplitud de la embocadura, por lo que se le añadió otra señal en la punta del Segaño.
Características
La luz blanca que emana la torre octogonal tiene un alcance de 23 millas. El origen de este faro se remonta al año 1856. En un primer momento el edificio se cimentó junto a una batería de cañones. La planta rectangular es de cien metros cuadrados, con la mitad de la torre empotrada en la fachada que mira a las aguas.
Historia
Su luz era la mejor noticia para los barcos que bajaban del norte en busca del arribomás seguro en Ferrol. Veleros, galeones, y grandes mercantes quedaban entonces a la vista de los vigías de San Carlos, que los identificaban. Luego, a la altura del fuerte de San Cristobal y al alcance de sus baterías, los navíos arbolaban su bandera, izaban la de cortesía y el banderín de libre práctica, daban el ancla y aguardaban la llegada del práctico.Faro de Cedeira
Faro de CedeiraSituación
Diametralmente opuesto al faro de Candieira, y señalando la ciudadela de la ría, se alza el faro de Cedeira más propiamente dicho, en lo alto del promontorio de la Robaleira. Es el segundo faro en ese lugar pues el primero, diseñado por Celedonio de Uribe e inaugurado en 1862, fue pasto de las llamas en julio de ese mismo año.
Características
El faro de Punta Robaleira se distingue por su sencillez y pragmatismo, orientados a ofrecer la mejor visualización a quienes se adentran en la ría camino del puerto. Posee una luz blanca y una torre hexagonal también blanca. Posee un alcance de 11 millas y desde él puede verse el casco histórico de Cedeira, la playa de Vilarrube y la Ermita de San Antón de Corveiro.
Historia
El faro se construyó en 1862. En 1904 se le asignó una nueva apariencia de 3+1 ocultaciones de luz blanca que entró en servicio el 26 de octubre de 1926, junto con una instalación Dalen de alumnio permanente con quemador de 15 litros. La apariencia volvió a cambiar a la que mantiene en la actualidad, de grupos de 4 ocultaciones cada 16 segundos.



jota

castillo de loarre